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Paz y Ciencia

lunes, 2 de julio de 2012

Poesía nocturna para resonar en nuestro interior




Alejandra Pizarnik. Una mujer que penetró en lo más profundo del Alma, del corazón, que gravitó en torno a lo inefable de la psique y le puso palabras a lo que los psicoanalistas no podían entender. Aquella persona que hizo un antes y después en Argentina, en el mundo. Una persona que tuvo su fin, como así lo expresaba en sus poemas, de manera poética. Sabiendo que su muerte agónica en vida requería un final poético, lo mismo que le decían, "te puede curar", la mató, y así, dio sentido, validez y sentido a todo lo que había expresado en sus poemas. Alguien tan honda, profunda y compleja que solo un poeta, quizá Borges, pudiera haberle ayudado. Quizá Machado, quizá Neruda, pero un profesional "psi" que no haya vivido la locura y "la pulsión de muerte" en su estado más puro y desgarrado nada podía hacer por ella. Artaud, tal vez, le podía dedicar unas hermosas palabras. Desde aquí transmito mi orgullo por sentirla cerca, porque sus palabras resuenan en mi interior y su reflejo me muestra una biografía ajada, malherida y dolorosa. Rodrigo Córdoba Sanz.

A LA ESPERA DE LA OSCURIDAD

a Clara Silva

Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
Perdidas en el canto de los helados campanarios

Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror
Señálale el mundo convulsionando a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale la pena vivir

Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos

En el texto "Extracción de la Piedra de la Locura".






Su poesía es potente, cruda, contundente y convincente, sin filtros. La Princesa Inca reinvindica la sabiduría del loco. Victor-M. Amela, La Vanguardia.
Cristina Martín remuece conciencias desde la radio y ahora desde un estremecedor libro de poesía. Rafael Ruiz, El País Semanal.
Un libro de poesía sin límites, sin lindes, sin alambres. Abre al mundo la luminosa herida, se deja abrazar por los momentos de dulce reposo, no se niega ante el vértigo, se niega ante los dictados del sistema. Poesía de carne y hueso, poesía de sangre y tierra, poesía formidable. José Miguel, El Correo Gallego.
Sus poemas tienen el vigor de la sinceridad, la extraña virtud de la alucinación. Princesa Inca escribe una poesía que llega, que duel, que excita, que anima, que desvela los sombríos lugares del alma y del cuerpo. Antón Castro, Heraldo de Aragón.
La palabra de Cristina podría encontarse en los márgenes de Pizarnik y Belli, allí donde lo virtuoso es lo visceral y la buena poesía el más íntimo canto. Luna Miguel, Revista 330 ml


DIOS EN LUGAR DE HACERNOS NOS DESHIZO

Dios en lugar de hacernos nos deshizo
y quedamos desamparados y desnudos,
al abrigo de trenes y autovías,

desproporcionadamente solos,
llenos de un viento de incertidumbre
que nos tambalea y nos tumba,

que nos deja paralizados ante la duda
inexacta y rara
de seguir existiendo.

En el texto "La Mujer-Precipicio".

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