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Paz y Ciencia

martes, 24 de julio de 2012

Explicación psicoanalítica de las principales psicosis



Freud no se limitó a interpretar con su concepción los trastornos mentales más leves sino que la extendió hasta intentar explicar todas las psicosis, incluso las que parecían, por su naturaleza endógena, resistir s todo ensayo, de comprensión psicológica. Los psiquiatras se hallan divididos repecto al juicio que le mercen tales interpretaciones. No obstante, merecen ser tenidas en cuenta las que damos a continuación.

- Hipocondría: El exceso de aprensión y de temor de enfermedad que caracteriza a los sujetos hipocondríacos devivaría de la fijación o regresión (según se trate de "carácter" o de "estado" hipocondríaco) de su líbido al período de narcisismo o autoerotismo (El joven Narciso, en la Mitología, se hallaba enamorado de su propio cuerpo, que contemplaba extasiado al reflejarlo, desnudo en las aguas del lago). El sujeto al que no le es dable proyectar al exterior su impulso libidinoso (queriendo a los demás) lo almacena en sí mismo (se quiere) y entonces concede demasiada importancia a su vida y su salud, lo que le lleva a temer más que los demás todo cuanto puede comprometerlas. Consiguientemente se autoobserva constantemente, trata de sorprender el más leve signo de anomalía en sus funciones y sospecha que este pueda ser indicio de un grave mal; del temor pasa a la creencia de que se encuentra gravemente enfermo y comienza a preocuparse de tal modo que desatiende todo cuanto no haga referencia al tratamiento de sus supuestos padecimientos. En tales casos, postula el freudismo, el mejor remedio consiste en conseguir la vinculación del enfermo a un buen objeto libidonoso que le estimule y descargue el exceso de potencial erótico que tiene almacenado en sí (Cuando ello no es posible, queda siempre la sublimación de aquél en forma e trabajo o goce artístico).

- Melancolía: Enfermedad producida por el triunfo absoluto del Superyo autopunitivo, que lleva al Yo a una autoanulación y a un deseo - o temor- de expiar sus faltas, adoptando una actitud masoquista, pasiva, de reconcentración y "encharcamiento en el sufrir existencial". Es tal la fuerza del impulso autopunitivo (alimentado por el instinto de muerte o tanático) que el melancólico acaricia la idea de suicidio y la obedece en muchos casos, no siendo raro incluso que se mate en forma que haya que sufrir al máximo para ello. En tales ocasiones, todo cuanto permita la descarga del instinto destructor sin comprometer gravemente la salud individual abrevia el curso de la enfermedad y por ello se explica el buen éxito de la terapéutica convulsivante (método de von Meduna) que permite al sujeto el goce de morir (y resucitar) varias veces sin comprometer su vida como lo hacen sus tentativas de suicidio.

- Manía: Cuadro opuesto al anterior, se engendra el yo se libera totalmente de la coacción del Superyó y puede satisfacer los impulsos del Ello sin sufrir la censura de aquél. Entonces el sujeto hace -o intenta hacer- cuanto le da la gana, se siente omnipotente y omnisciente: posee salud y fuerza, inteligencia y riquezas extraordinarias... es decir, da por hecho cuanto desea y afirma constantemente su dominio y poder frente al Mundo. No reconoce otra autoridad que la suya ni obedece a otros principios que a los de su momentánea y cambiante caprichosidad. De aquí su agresividad pero también su afectuosidad y dadivosidad; en efecto, el maníaco vive a lo largo de la escala amor-odio: está alegre o enfadado, pero siempre se siente superior a la situación (para él, el Mundo es menos que un pañuelo). En cierto modo, como ha demostrado la penetrante psicoanalista Mac Curdy, tal estado represente una regrésión de la líbido al período puberal (de eclosión de las funciones genésicas) en el que el niño -hasta entonces temeroso y obediente- afirma con obstinación la independencia de su personalidad y sueña con ser "algo" muy grande en la vida (No obstante, la psicología del estado maníaco ha sido más profundizada por Binswanger, utilizando los puntos de vista fenomenológico y antropológico-existencial).

- Delirios Persecutorios: Cualquiera que sea la causa desencadenante del delirio ed persecución -dice Freud- este es alimentado por la proyección de tendencias homosexuales reprimidas. El paciente desea inconscientemente ser perseuido sexualmente por sus supuestos perseguidores, como tal deseo es inconciliable con su moral (Superyó) la tendencia se realiza parcialmente: es acosado y seguido, mas no para ser poseído sexualmente sino para ser "ofendido", "maltratado" o, incluso, "asesinado". En refuerzo de su tesis, el psicoanálisis, aduce, en primer lugar, el hecho de que por regla general los perseguidores son del propio sexo que el supuesto perseguido; en segundo lugar, que son más frecuentes entre las personas que no tienen normal satisfacción sexual; en tercero, que la característica dominante del perseguido: la emoción miedosa, es siempre atribuida por el vulgo a una falta de potencia viril, transitoria o permanente; en cuarto, que los hombres perseguidos presentan con gran frecuencia rasgos feminoides (somáticos y psíquicos) y las mujeres rasgos viriloides o clitoridianos (frigidez, deseo de dominio, agresividad contenida, hermetismo, etc.); en quinto y más importante, que la exploración psicoanalítica permite descubrir en esos pacientes la existencia de los impulsos homosexuales, no siendo raro incluso que los pacientes afirmen espontáneamente que son objeto de persecución y de burlas porque se duda de su honestidad sexual.
Apresurémonos a subrayar que si bien en algunas reacciones paranoides de persecución el homosexualismo latente parece evidente, en otros cuadros y sobre todo en los observados durante la guerra aparecen motivaciones mucho más complejas, ya que el miedo, como todas las emociones primarias, puede ponerse en marcha por múltiples causas y favorecer siempre, por catatimia, la génesis ed la idea de peligro o "amenaza del yo". Sin embargo, la patogenia antes señalada es aceptada por los psiquiatras norteamericanos y anglosajones como la más corriente y extendida.

- Cuadros esquizofrénicos: La más frecuente de las psicosis ha sido también la más psicoanalizada pero con menos fortuna, pues precisa confesar que en los casos típicos toda tentativa de comprensión o de actuación psicogénica tiene pocas probabilidades de éxito. El creador del concepto, Bleuler, primitivamente entusiasmado con la escuela freudiana, hubo de reconocer en años ulteriores que existía un núcleo de "Unverstandliche Zusammenhage" (Relaciones de coincidencia imcomprensibles, es decir, conexos apsíquicos) en el pensamiento y en la acción de los esquizofrénicos. Para Freud este síndrome es el resultado de la regresión total de la líbido a la fase embrionaria; el autismo supone el total aislamiento del Mundo circundante y el retorno simbólico al claustro materno (tipificado en la actitud adoptada por muchos catatónicos de cubrirse totalmente con las sábanas y permanecer meses enteros con la barbilla tocando sus rodillas, en posición de "gatillo", fetal).
La ruptura de la síntesis psíquica, la fragmentación de la unidad individual, característica de la esquizofrenia, se produciría siguiendo un orden inverso al de su obtención; los llamados "síntomas productivos" (delirios, etc.) corresponderían a las fases iniciales de la regresión, en las que el sujeto atraviesa los planos del pensamiento prelógico (también llamado paralógico, alilógico o pelásgico) de la concepción mágicoanimista del Mundo y de la satisfacción autoerótica. (El predominio del pensamiento mágicoarcaico en los esquizofrénicos es evidente, mas de ello no ha de deducirse que la esencia de este síndrome se halle constituida por un proceso regresivo, ya que con arreglo a la teoría de la disolución de niveles de Hughlings Jackson, la aparición de "modos de reacción inferior" revela solamente la temporal inhibición de los centros corticales superiores y esta se da no solo en la esquizofrenia procesal sino en todos los insultos orgánicos del funcionalismo encefálico. De aquí que el delirio infeccioso, el delirio paralítico, etc., tengan también una estructura alilógica) Freud señala que en los esquizofrénicos hay una fijación maternal (si se trata de varones) o paternal (si se trata de mujeres) que se hace visible de un modo claro, sin necesidad de recurrir a técnicas psicoanalíticas cuando se efectúa una buena anámnesis. Casi siempre se trata, en los casos típicos, de hijos únicos o de benjamiines que por exceso de mimos y cuidados no han desarrollado una personalidad social y desde su más tierna infancia han vivido refugiados en el regazo parental, aislados en la cuatro paredes del hogar, insuficientes, inseguros y tímidos en su contacto con las personas desconocidas. Una abundante vida interior, una propensión a la satisfacción imaginaria de sus deseos y ensueños, les disminuye el denominado "juicio de realidad" y predispone para romper más fácilmente el puente que separa los mundos de la percepción (real) y la representación (imaginaria) retrogradando así el camino evolutivo, tan penosamente recorrido por ellos.
Señalemos que la concepción actual admite que el síndrome esquizofrénico es un "modo de reacción existencial" que puede desencadenarse, al igual que todos los demás, por múltiples causas y factores y no es por lo tanto susceptible de interpretación unívoca. No obstante, los éxitos obtenidos en este síndrome con la terapia chocante, parecen depender en gran manera del vencimiento del autismo. Los enfermos curados afirman que les parece "como si despertasen de un sueño" y la desaparición de los llamados síntomas primarios (procesales) que en algunos casos se observa vuelve a poner sobre el tapete la posible naturaleza reersible del síndrome (hecho, de otra parte, confirmado por la ausencia de una anatomía patológica en el mismo).

Emilio Mira y López: "Manual de Psicoterapia". Laboratorios SB, 1997. Pp.: 126-131

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