El budismo tiene una forma muy particular de abordar el dolor. Esta filosofía promueve la idea de que es posible acabar con el sufrimiento, pese a que este sea una parte ineludible de la vida. Porque aunque la vida traiga por sí misma dolor, no estamos condenados a padecerlo pasivamente.
Según los budistas, para acabar con el sufrimiento lo primero que se debe hacer es aceptar que existe. La vida de todos los seres humanos, más tarde o más temprano es tocada por el dolor. Resistirse a ello solo lo incrementa.
Ahora bien, aceptar el dolor no significa resignarse a sentirlo. El budismo plantea que este nace del deseo y que, por lo mismo, aprender a renunciar al deseo es la vía expedita para acabar con el sufrimiento. A su vez, esta filosofía señala que hay ocho caminos que deben ser practicados libremente para que la paz y la armonía predominen en nuestras vidas.
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