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Paz y Ciencia

martes, 11 de enero de 2022

ARISTÓTELES: Ciencia

 


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta Zaragoza Gran Vía Y Online.                        Teléfono: 653379269                                Instagram: @psicoletrazaragoza

Página Web: www.rcordobasanz.es

El problema de Aristóteles con el pensamiento de la inteligencia divina es si su objeto es compuesto habrá división y su esencia divina se perderá.

  • El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
  • Los que saben, hacen. Los que entienden, enseñan.
  • Mercaderes e industriales no deben ser admitidos a la ciudanía, porque su género de vida es abyecto y contrario a la virtud.

EL PENSAMIENTO DE ARISTÓTELES


En las adversidades sale a la luz la virtud.


Aristóteles decía«La ciencia es respecto del alma lo que es la luz respecto de los ojos y así como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del día, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes».


Si deseas comprender a Aristóteles, no necesitas ningún cambio en tu ser esencial, sino algo de información. Una escuela puede ofrecer información sobre la lógica y la filosofía, y con algo de conocimiento intelectual es posible comprender el pensamiento de la sabiduría Aristóteles. No es necesario cambiar para comprenderlo, solamente añadir algunas cosas más al conocimiento. El ser no se transforma. No necesita estar en un plano diferente de consciencia; no es un requisito. El pensamiento de Aristóteles es claro. Basta un pequeño esfuerzo para comprenderlo.


Aristóteles se limita a informar las cosas tal como son. No posee doctrina alguna sobre la vida, no fabrica sistemas. No es más que un espejo que refleja la vida tal como es. Si tu rostro cambia, así te lo muestra el espejo; si eres cariñoso, el espejo lo refleja; si al siguiente segundo odias, el espejo también lo refleja. El espejo no habla con acertijos, refleja la verdad. Para Aristóteles, la mente debe ser clara, sistemática, racional; la lógica debe ser el objetivo de la vida y no se deben mezclar los opuestos.


Los sabios siempre han hablado en paradojas. Hay algo importante en eso. No es que se dediquen deliberadamente a hacer acertijos, sino que en realidad son muy simples. ¿Qué pueden hacer? Si la vida misma es paradójica, ¿qué pueden hacer? Para evitar las paradojas, se pueden crear teorías claras y lógicas pero que a la postre son falsas porque no reflejan la verdad de la vida. Aristóteles es muy claro y lógico; parece un jardín cuidado por la mano del hombre.


Veamos los pensamientos de Aristóteles sobre la inteligencia.

LA INTELIGENCIA DIVINA

La naturaleza de la inteligencia divina suscita algunos problemas.

La inteligencia parece ser la más divina de las cosas que aparecen como divinas. Pero ¿cómo debe ser, para tener este carácter? Aparecen aquí algunas dificultades. O bien no piensa nada, pero, ¿en qué queda entonces su dignidad? Es como el que duerme. O bien piensa, pero su pensamiento depende de otro principio, ya que su esencia no es el acto del pensamiento sino potencia, no es la substancia suprema, pues su dignidad consiste en pensar.

Además, tanto si su esencia es la inteligencia en potencia, como el pensamiento en acto, ¿qué piensa? En efecto, o se piensa a sí misma o piensa algo de otro. Si piensa otra cosa, o es siempre la misma, o son cosas diversas. ¿Hay o no una diferencia si el objeto de su pensamiento es el bien, o cualquier cosa? ¿O seria absurdo que ciertas cosas fuesen objeto de su pensamiento? Es pues evidente que piensa lo que hay más divino y más digno y que no cambia de objeto, porque sería un cambio para lo peor, y una cosa así seria ya un movimiento.

En primer lugar pues, si la inteligencia divina no es el pensamiento en acto, sino una potencia, es lógico suponer que la continuidad del pensamiento es una fatiga para ella. Además es claro que habrá algo superior a la inteligencia, a saber, lo pensado. Ya que el pensar y el acto del pensamiento pertenecerán igualmente al que piensa lo peor, de suerte que, si debe evitarse esto, y debe evitarse pues hay cosas que es mejor no ver que verlas, el pensamiento no será lo mejor que hay.

La inteligencia divina se piensa pues a sí misma, ya que ella es lo más excelente que hay, y su pensamiento es el pensamiento del pensamiento. Sin embargo la ciencia, la sensación, la opinión y el pensamiento discursivo parecen tener siempre un objeto diferente de sí mismos, sólo accesoriamente se ocupan de sí mismos.

Por otra parte, si pensar y ser pensado son cosas distintas ¿a cuál de las dos se referirá la excelencia del pensamiento? Ya que no es lo mismo ser un acto de pensamiento y lo pensado. Pero en algunos casos ¿no se confunde la ciencia con su objeto? En las ciencias prácticas el objeto es la substancia sin materia y la esencia del objeto; en las ciencias teóricas, el objeto lo constituyen el concepto y el pensamiento. Y puesto que no hay diferencia entre lo pensado y el pensamiento para los objetos inmateriales, el pensamiento divino y su objeto serán idénticos, y el pensamiento será lo mismo que el objeto del pensamiento.

Queda aún una dificultad: si el objeto del pensamiento divino es compuesto. En este caso cambiaría al pasar de una parte del todo a otra, habrá división. O ¿no deberíamos decir más bien que todo lo que no tiene materia es indivisible? Así como el pensamiento humano conoce las cosas compuestas en un cierto tiempo, ya que no tiene su bien en esto o en aquello, sino que su supremo bien es un todo que es algo distinto, así también se conduce el pensamiento divino respecto de si mismo durante toda la eternidad.

LA INTELIGENCIA DIVIDE

Pensamientos de Osho sobre la inteligencia que divide.


La inteligencia dice: O esto o lo otro. ¡Elige!. Y elegir es la función de la mente; la mente no puede existir sin elegir.


Al elegir caes en la trampa, porque siempre que eliges lo haces en contra de algo. Si estás a favor de algo, tienes que estar en contra de algo; no puedes estar solamente a favor ni puedes estar totalmente en contra. Cuando el «a favor» entra, el «en contra» le sigue como una sombra. Cuando aparece el «en contra», el «a favor» aparece también; oculta o abiertamente.


Cuando eliges, divides. Entonces dices: «Esto está bien, esto está mal». Y la vida es una unidad. La existencia no puede dividirse, la existencia es un profundo «unísono». Es unidad. Si dices: «esto es bonito y esto es feo», la mente ha entrado en escena, porque la vida es las dos cosas juntas. Lo bonito se vuelve feo, y lo feo se va haciendo bonito. No hay una línea divisoria; no se les puede poner en compartimentos separados. La vida va fluyendo de esto a aquello.


El hombre tiene compartimentos fijos. La naturaleza de la mente es la fijación, y la fluidez es la naturaleza de la vida.


Se necesita un gran valor para vivir sin elegir, porque la mente dice: ¡Elige!. La mente dice: ¡Di algo! Esto está mal, esto está bien. Esto es bonito, esto es feo. Amo esto, odio aquello. La mente dice: ¡Decídete!.


La mente tiene la tentación de dividir. Una vez que divides, la mente se encuentra a sus anchas. Si no divides, si dices: No voy a decir nada. No voy a juzgar, la mente se siente como en su lecho de muerte. Aristóteles dice que A es A y nunca puede ser no-A; los opuestos no se pueden encontrar. Sosan dice que no hay opuestos; que ya se han encontrado, que siempre han estado encontrándose.


Esta es una de las verdades más fundamentales de las que uno tiene que darse cuenta: que los opuestos no son opuestos. Tú eres el que dice que lo son, pero no lo son. Míralo existencialmente y sentirás que son la misma energía. TODO es como debería ser; sólo tienes que serenarte, tú eres lo único que está inquieto. Todo es como tendría que ser..., nada falta y nada sobra.


¿Puedes imaginarte un Universo mejor que este?


Si eres sabio no podrás, si eres un tonto sí que podrás. Nada puede ser mejor que esto, tal como es. El único problema es que no estás a gusto con ello. Deja que tu energía se repose y el Camino es perfecto, como el espacio infinito donde nada falta y nada sobra. Todo está en equilibrio. Tú eres el único problema; el mundo no es en absoluto el problema. Esta es la única diferencia entre una mente política y una mente espiritual. La mente política piensa: Yo estoy perfectamente bien, todo lo demás está mal.


El esfuerzo es el camino, la relajación la meta;

La relajación es el medio y la relajación es el fin.

El primer paso es el último; con él no hay distinción entre los medios y los fines.

Aceptamos o rechazamos, es por eso que no podemos ver la verdadera naturaleza de las cosas. Entonces metes tus ideas, tus opiniones, tus prejuicios, y lo coloreas todo. Sólo tienes que ver; de una forma pura, con una mirada sin ideas, con una mirada sin ningún rechazo o aceptación.

Entonces no hay ningún problema que resolver, entonces la vida ya no es un dilema. Es un misterio que vivir, que gozar, una danza que bailar. Entonces no estás en ningún conflicto con ella, entonces no hay nada que tengas que hacer aquí. Entonces simplemente disfrutas, eres feliz.

Esto es lo que significa el cielo: un lugar en donde no se espera de ti que hagas nada, en donde no tratas de conseguir felicidad. Ser consciente es difícil, porque para ti nunca ha sido un hábito.

Eliges fácilmente; condenas y aprecias fácilmente; rechazas y aceptas con mucha facilidad. Dices: Esto está bien, o esto está mal, con demasiada facilidad, porque se ha convertido en un hábito a través de miles de vidas; siempre has estado eligiendo. Es un fenómeno mecánico.

Sin ninguna consciencia, en el momento en que ves algo, ya lo has juzgado y decidido. Ves una flor y dices: Es hermosa, o: No es hermosa. Inmediatamente entra el juicio (con la percepción, entra el juicio) entonces nunca serás capaz de permanecer en el medio, siempre estarás dividido.

«El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos». Aristóteles

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