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Paz y Ciencia

martes, 30 de noviembre de 2021

Sufrimiento en el Budismo

 



«En el budismo, hablamos del decrecimiento de la neurosis, lo que significa decrecimiento del dolor derivado del ego«, asegura Chögyam Trungpa (Tíbet, 1940-1987), prestigioso y reconocido maestro del budismo y artista, fundador de la Naropa University de Boulder (Colorado) y autor de numerosos libros entre los que destacan El mito de la libertadPsicología budista, La verdad del sufrimiento Nuestra salud innata. Inmerso en el budismo no teísta, Trungpa nos invita –a través del empleo de un lenguaje muy asequible para los lectores noveles en budismo– a investigar acerca de nuestra propia experiencia, examinando nuestra noción fundamental de “sí mismo”.

El punto de partida son las denominadas Cuatro Nobles Verdades difundidas por el propio Buda (hace ya más de dos mil quinientos años): la verdad del sufrimiento, la verdad del origen del sufrimiento, la verdad de la cesación del sufrimiento y la verdad del camino. «Las Cuatro Verdades se dividen en dos grupos. Las dos primeras verdades […] implican el estudio de nuestra dimensión samsárica [samsara, en sánscrito, se refiere a nuestra existencia cíclica, es decir, al continuo ciclo de nacimiento y muerte que surge de nuestra ignorancia y se caracteriza por el sufrimiento] y de las razones por las que llegamos a ciertas situaciones o a determinadas conclusiones particulares sobre nosotros mismos. Las otras dos verdades […] implican el estudio de cómo podríamos trascender o superar el sufrimiento», escribe Trungpa en La verdad del sufrimiento.

El autor explica en la “Introducción” a esta misma obra que la sociedad actual vive inmersa en una suerte de “ansiedad básica”, provocada por una neurosis hija de un orgullo intenso y de emociones conflictivas y confusas. Deseamos mantener a cualquier precio una sensación vacía de felicidad y, en este sentido, «terriblemente engañados, creamos samsara –dolor y desdicha para el mundo entero, incluidos nosotros mismos–, aunque actuemos como si fuéramos inocentes». Al tratar sobre la Primera Noble Verdad (reconocer la verdad del sufrimiento), Trungpa aduce que «el dolor procede de la ansiedad, y la ansiedad procede de la neurosis. La palabra sánscrita para ‘neurosis’ es klesha, y la tibetana, nyönmongNyön significa ‘mala ventilación’ o ‘congestión’. Un grado alto de congestión nos lleva a la neurosis; es, de hecho, la neurosis». Y más adelante: «No hay alivio ni relajación cuando estamos en el mundo samsárico; siempre se está desarrollando algún tipo de lucha».

El maestro budista recuerda que Buda nos transmitió la manera en que debemos actuar a fin de superar esta ansiedad, así como el engaño en el que nos vemos sumergidos –y que conduce inexorablemente a la neurosis–. El camino lo conocemos gracias a Buda, y además, podemos llevarlo a la práctica. Chögyam Trungpa nos insta a hacernos conscientes del propio sufrimiento, de convertirlo en experiencia viva; actuar de otra manera supone, a juicio del autor, “la estupidez fundamental” que nos introduce definitivamente en la rueda de Ixión de samsara. En definitiva, «la práctica de la meditación [que, en este caso, se presenta como la solución a la neurosis] no persigue tanto el logro hipotético de la iluminación como el llevar una vida buena».

Aquellas Cuatro Nobles Verdades sobre el sufrimiento de las que nos habla el budismo se refieren a las enseñanzas que el Buda presentó en uno de sus primeros sermones tras su iluminación, y que fueron recogidos en el sutra que lleva por título «Girar la rueda del dharma». La primera verdad, la existencia del sufrimiento, sería aquella que recogería el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte, repletos de tristeza, ira, inquietud, preocupación, miedo y desesperación. La segunda verdad es la causa del sufrimiento, es decir, la ignorancia: no vemos la verdad de la vida, estamos atrapados en las redes del deseo y la insatisfacción. La tercera albergaría la comprensión de la verdad de la vida, que otorgaría el fin de la tristeza y haría emerger la paz y la alegría. Por último, la cuarta verdad tendría como contenido la consciencia del propio sufrimiento y su meta se situaría en la liberación de todo dolor. El tránsito de la primera a la última de estas verdades constituye la enseñanza principal de Buda.

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