En tiempos en que el éxito, la riqueza , la fama y la dominación parecen ser los grandes valores promovidos por los medios de masas; en tiempos en que las conversaciones dejan pocos espacios a los silencios compartidos y a las preguntas que realmente que valen la pena y se transforman en combates por tener la razón o por ganar la atención del resto; en tiempos donde la competitividad es un motivo más potente que la curiosidad y el amor al aprendizaje en el campo de la ciencia y la academia… En estos tiempos me parecen especialmente sabias las palabras que Pema Chödrön ofreció a los graduados de la Universidad de Naropa el año pasado.

Ani Pema Chodron en la ceremonia de graduación en Naropa, 2014.

Si hay una habilidad que no se enfatiza mucho, pero que realmente es necesaria,  consiste en saber cómo fracasar. Hay una cita de Samuel Beckett que dice «Inténtalo de nuevo. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor». Esta cita es lo que más te va ayudar el próximo año, en los próximos diez años, en los próximos veinte años, por el resto de tu vida, hasta que te mueras.

Hay mucho énfasis en ser exitosos. Todos queremos ser exitosos, sobre todo si entendemos el éxito como el que las cosas salgan como queremos. Fallar es aquello para lo cual usualmente no recibimos mucha preparación.

Así que, ¿Cómo fracasar?

Usualmente entendemos el fracaso como algo que nos sucede desde afuera: no podemos tener una buena relación de pareja o estamos en una relación que termina de manera dolorosa; no podemos conseguir un trabajo o nos despiden de nuestro trabajo; y un sinnúmero de maneras en que las cosas no son tal y como queremos que sean.

Usualmente hay dos maneras para lidiar con esta situación. La primera consiste en echarle la culpa a los otros, a nuestro jefe, nuestra pareja, a quien sea. La segunda consiste en sentirnos tremendamente mal acerca de nosotros mismos y etiquetarnos como fracasados.

Es en este punto donde necesitamos mucha ayuda: este sentimiento de que hay algo fundamentalmente mal en nosotros, de que somos un fracaso porque la relación o el trabajo o lo que sea que no resultó, oportunidades perdidas, algo que nos salió mal,  angustias de todo tipo.

Una de las maneras de ayudarte consiste en comenzar a cuestionar qué es lo que está sucediendo realmente cuando sientes que fallas en algo.

Alguien me dio una cita del libro Ulises en la que James Joyce escribe sobre cómo un fracaso puede conducir a un descubrimiento. De hecho, él no utiliza la palabra fracaso, sino la palabra error, y dice que los errores pueden ser portales de descubrimiento.

Puede ser difícil distinguir entre un fracaso y algo que simplemente está cambiando el rumbo de tu vida. En otras palabras, un fracaso puede ser el portal hacia la creatividad, el aprendizaje de algo nuevo, el desarrollo de una nueva perspectiva.

Me usaré como ejemplo. El peor momento de mi vida fue cuando me sentí como un fracaso total, y esto tenía que ver con el fin de mi segundo matrimonio. Nunca había experimentado semejante vulnerabilidad y dolor como en esa experiencia de quedarme sin lugar donde pararme, como si alguien hubiese tirado de la alfombra súbitamente. Y realmente me sentí mal conmigo misma.

Me tomó tres años hacer la transición entre querer volver al suelo sólido de lo que conocía previamente y tener la voluntad de seguir adelante hacia una nueva vida. Pero cuando lo hice, la experiencia se transformó en un sentido de bienestar profundo. ¡También me llevó a convertirme en una escritora muy leída!

A veces experimentas tus expectativas fallidas como una decepción y un fracaso, y a veces sientes rabia. Pero en ese momento, en vez de caer en el hábito de rotularte como «fracasado» o «perdedor» o pensar que hay algo esencialmente malo en ti, puedes cultivar tu curiosidad hacia lo que está ocurriendo. Simplemente recuerda que nunca sabes hacia dónde te llevará una experiencia.

Desarrollar la curiosidad sobre las circunstancias externas y cómo te están influyendo, notar las palabras que salen de tu boca y cómo es tu diálogo interno es la clave.

Si te dices a ti mismo a menudo: «Soy malo, soy terrible», simplemente nótalo y suaviza un poco. Puedes decir, por ejemplo:  “¿Qué estoy sintiendo? Quizá lo que está pasando no es que yo sea un fracaso—quizá simplemente estoy sufriendo».

Esto es lo que los seres humanos han sentido desde el inicio de los tiempos. Si quieres ser un ser humano completo, si quieres ser auténtico y abrazar la totalidad de tu vida en tu corazón, entonces un fracaso es la oportunidad de desarrollar tu curiosidad sobre lo que está ocurriendo y escuchar las historias que surgen. No te creas las historias que culpen a los demás, ni tampoco te creas las historias que te echan la culpa a ti mismo.

Esta es la cuestión: He estado en ese espacio de sentirme un fracaso un montón de veces, y solía ser como todos los demás cuando estaba en ello. Simplemente me cerraba y no había conciencia ni curiosidad.

Desde ese espacio de fracaso pueden surgir adicciones de todo tipo—adicciones porque no queremos sentirlo, porque deseamos escapar, porque queremos anestesiarnos. Desde ese espacio puede surgir la agresión y la violencia. Desde ese espacio pueden surgir muchas cosas feas.

Solía arrastrar mucha reactividad habitual tratando de salir de ese espacio interior. Luego, al pasar los años (y la meditación jugó un rol importante en esto), empecé a llegar al  lugar en que efectivamente podía tener curiosidad en ese espacio que podríamos llamar fracaso—ese sentimiento visceral y crudo de haber metido la pata, de haberte equivocado o haber herido los sentimientos de alguien.

Y puedo decirte que este mismo espacio desde donde emergen las mejores cualidades humanas, como la valentía. la amabilidad, la capacidad de extender una mano y cuidarnos los unos a los otros. Aquí es donde la comunicación real  con los demás comienza a ocurrir, porque es un espacio muy amplio y vulnerable en donde puedes ir más allá de la culpa y simplemente sentir la cualidad sangrante y tierna de la situación.

Es en este espacio donde la mejor parte de nosotros mismos sale a la luz. Cuando no estamos enmascarándonos o tratando de que las circunstancias desaparezcan y donde nuestras mejores cualidades comienzan a brillar.

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Pema Chödrön es una monja estadounidense en la tradición Budista Tibetana, es autora de numerosos libros y es maestra en el linaje Shambhala. Ella es maestra residente en Gampo Abbey, un monasterio en la isla Cape Breton, Nueva Escocia, Canadá.