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Paz y Ciencia

viernes, 26 de noviembre de 2021

Donde está el Silencio

 

@psicoletrazaragoza

Es súper habitual conversar con nosotros mismos, analizando, sacando conclusiones y adelantándonos a lo que vendrá. En esos diálogos internos conviven distintas voces (positivas o negativas). Según el estado emocional o anímico que tengamos, y hasta por cuestiones físicas y químicas del organismo, variará la intensidad del movimiento mental generado.

Podemos experimentar una catarata de palabras, reflexionar con mucha tranquilidad o gozar de unos instantes de silencio. Tanto influye esto en nuestro bienestar, que los antiguos se han dedicado a estudiar estos comportamientos, le han llamado "parásito" o "diálogo interno" a esa voz interna que muchas veces nos distrae de la observación de la realidad concreta que nos rodea. 

La mente, la consciencia y las emociones

La mente utiliza un vehículo de proceso y almacenamiento de la información que es el cerebro, pero los científicos tratan de saber en qué parte del organismo se encuentra y no llegan a una respuesta.

Además de la mente existe la conciencia individual, un “yo” que opera por sobre todo. La conciencia es la parte mental asociada con la voluntad de la persona y es la que decide con cuáles de esas líneas de pensamiento que la mente propone, se va a continuar el diálogo. Elije sobre qué tema se va a conversar, qué asunto se va a analizar. En ese sentido la conciencia es el estado superior de la mente concreta. Claro que durante mucho tiempo podemos pensar que estas partes que trabajan coordinadamente son lo mismo, pero no es así. Buena parte del entrenamiento en meditación es acerca de diferenciar estos dos aspectos de “uno mismo”: uno es automático y el otro es voluntario.

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