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Paz y Ciencia

lunes, 22 de noviembre de 2021

Meditación Creativa

 



La meditación es Creativa es Conciencia Descanso - Osho

Hasta ahora, has vivido de determi­nada manera.

 ¿No te gustaría vivir de otro modo?


  Hasta ahora, has pensado en cierta forma. ¿No te gustaría algu­na nueva vislumbre en tu ser? Enton­ces, manténte alerta y no escuches a la mente. La mente representa al pa­sado que permanentemente intenta controlar tu presente y tu futuro. Es el pasado muerto que sigue controlando el presente vivo. Simplemente, toma conciencia de esto.

 ¿Pero cuál es la manera? ¿Cómo continúa haciéndolo la mente? La mente lo hace con su método. Dice: "Si no me prestas atención, no serás tan eficiente como yo. Si repites lo antiguo, puedes lograr mayor eficien­cia, porque ya lo has hecho antes. Si emprendes algo nuevo, no puedes ser tan eficiente." La mente sigue hablan­do como un economista, como un ex­perto en eficiencia. Sigue diciendo: "Esto es más fácil de hacer. ¿Por qué hacerlo de la forma dificultosa? Ésta es la vía que ofrece menor resisten­cia."

 Recuerda: siempre que tengas dos opciones, dos alternativas, elige la nueva. Opta por la más difícil, aquella en la cual sea necesario un mayor co­nocimiento. A costa de la eficiencia, elige siempre el conocimiento, y ge­nerarás una situación en la cual se ha­ga posible la meditación. Son sola­mente situaciones. La meditación ten­drá lugar. No estoy afirmando que só­lo creando estas situaciones se consiga la meditación, pero ellas son útiles.



Osho Meditación

Generarán en ti la situación necesaria, sin la cual no podría haber meditación. Sé menos eficiente pero más crea­tivo. Deja que éste sea el motor. No te preocupes demasiado por los fines utilitarios. Más bien, recuerda siem­pre que no estás aquí, en la vida, para transformarte en una mercancía. No estás aquí para convertirte en una uti­lidad con escasa dignidad. No estás aquí nada más que para volverte más y más eficiente. Estás aquí para tor­narte más y más vivo. Estás aquí para hacerte más y más inteligente. Estás aquí para volverte más y más feliz, exaltadamente feliz. Pero esto está to­talmente alejado de los caminos de la mente. 

La meditación es CONCIENCIA

 Cualquier cosa que hagas, hazla con profunda conciencia. Entonces, inclusive las cosas pequeñas se trans­forman en sagradas. Entonces, coci­nar o limpiar se transforma en cosas sagradas; se hace culto de ellas. No se trata de qué es lo que haces, sino de cómo lo haces. Puedes limpiar el piso como un robot, un artefacto mecáni­co; tienes que limpiarlo, así que lo ha­ces. Entonces, te pierdes algo hermo­so. Así, malgastas esos momentos na­da más que en limpiar el piso. 

 Lim­piar el piso podía haber sido una ex­periencia grandiosa. Te la perdiste. El suelo está limpio, pero algo que podía haber pasado en tu interior no ha pasado. Si hubieras tenido conciencia, tú también (y no sólo el piso) habrías sentido el efecto de una profunda pu­rificación. Limpia el piso con plena conciencia, con el brillo del conoci­miento. Trabaja, siéntate o camina, pero con un hilo conductor: ilumina más y más momentos de tu vida con la conciencia. Deja que la vela del co­nocimiento se encienda en cada mo­mento, en cada acto. El efecto acumu­lativo de todos los momentos juntos los transforma en una gran fuente de luz. 

La meditación es DESCANSO

 Cuando digo "Abandona el yo y la mente", no quiero decir que ya no puedas utilizar la mente. De hecho, cuando no te quedas pegado a la men­te, puedes usarla mucho mejor, de manera mucho más eficiente, porque la energía que usabas para adherirte a ella queda disponible. Y, cuando no estás continuamente en el terreno de la mente, las veinticuatro horas del día centrado en ella, también le das a la mente un tiempo de descanso.

 ¿Sabes? Hasta los metales necesi­tan descansar; hasta los metales se fa­tigan. Entonces, ¿qué decir de este su­til mecanismo de la mente? Es el me­canismo más sutil del mundo. En un cráneo tan pequeño, tienes una bio­computadora tan compleja que no existe aún ninguna computadora crea­da por el hombre que sea capaz de competir con la mente. Los científi­cos dicen que el cerebro de un solo hombre podría albergar todas las bi­bliotecas del mundo y aún quedaría algo más de espacio.

 Y estás usándola permanentemen­te. ¡Para nada, innecesariamente! Te has olvidado de cómo apagarla. Que­da encendida durante setenta u ochen­ta años, funcionando y funcionando, y se fatiga. Por eso la gente pierde in­teligencia: por la sencilla razón de que están muy cansados. Si la mente pudiera descansar un poco, si pudie­ras dejarla tranquila durante unas ho­ras por día, si de vez en cuando le die­ras un descanso a tu mente, ella reju­venecería, se volvería más inteligente, más eficiente, más capacitada.

 Entonces, no digo que no utilices tu mente, sino que no seas usado por ella. Justamente en este momento, la mente es el amo y tú el esclavo.

 La meditación te hace amo y trans­forma a la mente en esclava. Y recuer­da: la mente como amo es peligrosa, porque, después de todo, no deja de ser una máquina. Pero la mente como esclava es extremadamente útil y im­portante. Una máquina debe funcio­nar como tal, no como amo. Nuestras prioridades están todas del revés: es tu conciencia la que debería ocupar el lugar del amo.

 Entonces, cada vez que quieras usarla, tanto en Oriente como en Oc­cidente (por supuesto que la necesita­rás en el mundo mercantil), ¡úsala! Pero, cuando no la necesites, cuando estés descansando en tu casa, junto a la pileta de natación o en el jardín, no hay necesidad: i déjala de lado y olví­dala! Simplemente, existe.


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