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Paz y Ciencia

domingo, 14 de noviembre de 2021

Rumi: CONSCIENCIA

 


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta. Zaragoza Gran Vía Y Online. Teléfono: 34 653 379 269  Website: www.rcordobasanz.es.            Instagram: @psicoletrazaragoza

Nacemos y vivimos conscientes que moriremos. Interiormente vivimos negando nuestra muerte porque nuestra mente programada se niega a creerlo y nos abrazamos a cualquier religión que nos diga que resucitaremos o que vendrá alguien y nos salvara de esa ineludible cita. Esto no es más que un engaño y engañándonos entramos en una espiral de miedo sin fin, la cual, tan solo la idea de dejar de existir nos creara más y más miedo, un falso miedo por supuesto. Desde los breves instantes de ver por primera vez el mundo, nos etiquetan, nos dan un nombre y apellidos, cuantos mas mejor, nos dan una pertenencia familiar o tribal, una filiación numérica y según crecemos nos van sumando identidades, locales, regionales, nacionales y continentales, asumimos todos esos roles y añadimos otros complementarios, religión, filiación política, cultural e identidad racial en algunos casos.

Nos las inculcan y se aseguran de que nos quede claro, que somos quienes somos y que pertenecemos a quien pertenecemos y que salir de ese rol no solo es imposible, si no que, no es recomendable, se nos confunde y se nos apega a cosas sin valor, dinero, casa, coche, trabajo, estatus. Nada de esto otorga ningún tipo de valor y nada de esto puede ser transportado tras la muerte física, pero no nos permiten hacernos a la idea de lo contrario y seguimos girando en este engranaje y lo llevamos hasta las últimas consecuencias. Pretendemos que la muerte sea material, como la miserable vida que tuvimos, queremos mausoleo o tumba de piedra, en la que quede bien plasmado y a perpetuidad si es posible, quienes somos (no quienes fuimos, porque con este gesto pretendemos dejar claro que aun existimos y somos). Ataúd de madera noble, flores por doquier, misa, ritual y máximo boato posible. Demasiado existencialista para algo que en realidad es todo lo contrario, físicamente dejamos de existir y dejamos de ser, como hasta ese momento fuimos, pero no morimos, nadie muere, porque ese término solo sirve para meternos miedo y vivir amamantándolo toda nuestra vida.

Debemos entender la muerte como un proceso de cambio y no como un final.
Una vez cumplimos el ciclo de ciclos, que compone nuestra vida física, abandonamos ese cuerpo hecho de materia que, por desgaste, enfermedad u otra causa deja de funcionar y como si de un traje se tratara abandonamos para posteriormente, quizás mas adelante, decidir si estrenar otro. Olvidemos la resurrección, nadie resucita, nadie ha resucitado nunca y nadie lo hará jamás, ese concepto nos ha sido inculcado para seguir anclados en el miedo yVer vivir esperando algo que no va a pasar. Tampoco nadie nos va a salvar en el ultimo minuto de ese traumático trance, básicamente porque no hay nada de que salvarte, si esperas que alguien venga y te libre de la muerte segura, te puedes llevar un buen chasco. Tampoco podemos comprar un billete al paraíso, porque nacemos con el en el bolsillo, así que cualquiera que puedas comprar será seguramente falso.

Este es el equipaje que nos llevamos principalmente, después empezaremos a deshacernos de nuestra identidad (mente) y ser solo espíritus, energía pura que pasaría por un periodo digamos de descanso, hasta que llegue el momento idóneo para volver a encarnar. El momento preciso en el que el desarrollo histórico y cultural se adapte a las necesidades evolutivas de nuestro espíritu, que no se nos olvide, que no somos un cuerpo con espíritu, si no un espíritu que toma un cuerpo para vivir esa experiencia. Si asimilamos este concepto será fácil comprender que una vez termine nuestra estancia física en este espacio/tiempo, tendremos la posibilidad, si así lo queremos, y creemos propicio evolutivamente hablando, volver.

Debemos vivir y disfrutar en la medida que se pueda de lo que te toque vivir, en donde y con quien vives, disfrutar de la materia, usarla debidamente, consumirla con responsabilidad y finalizar tu ciclo sin ningún apego. Morir pensando en que abandonamos algo, que debemos cuidar de alguien o que somos imprescindibles en cualquier ámbito, no solo es falso, si no que nos estaremos auto engañando y evitaremos de forma traumática que nuestro ciclo finalice y podamos retomar nuestra verdadera existencia. Debemos vivir conscientes de quienes somos y lo que somos, somos almas, que encarnan y desencarnan continuamente buscando un conocimiento, porque es ese conocimiento, esa experiencia de vivir lo único que te llevaras de esa existencia, por ello cualquier apego no es más que algo muy negativo y hará que se paralice el ciclo natural de esa alma.

El alma desencarnada apegada a la materia o a la familia, quedara pegada literalmente a ese estadio y no podrá evolucionar a otro hasta que no despierte y retome su verdadera esencia en su existencia. Debemos asumir la vida como una obra de teatro o un juego de rol. Nacemos y asumimos un personaje, desarrollamos esa personalidad o personaje, le damos un bagaje y unas experiencias y después dejamos de jugar y abandonamos, tras la muerte, este rol, para si es necesario, volver y asumir otro que se adecue a la experiencia que deseamos vivir o necesitamos vivir, para adquirir ese conocimiento concreto que aun nos falta.

Cuando desencarnamos y nos deshacemos de nuestros apegos y nos llevamos nuestra memoria, repasaremos nuestra vida y cotejaremos aquello que nos sirvió y lo que no, o simplemente nos falto eso concreto por hacer en nuestro plan previo, como si de una lista se tratase, tachamos aquellos objetivos logrados y veremos que nos queda aun por vivir. Después accedemos a un espacio idílico, llámalo cielo, paraíso, como quieras. Allí estaremos con otras almas afines, algunas de ellas fueron familia, amigos o incluso enemigos, todos te recibirán como en una fiesta y recordareis y os reiréis de esas situaciones que experimentasteis juntos, os alegrareis de lo mucho que aprendisteis gracias a ellas y lo mucho que os sirvió aquel drama, para tomar conciencia y dar el siguiente paso. Este regreso es como una vuelta al hogar, una vuelta a casa, el sitio que realmente te pertenece y no eso que dejaste atrás que por otro lado, pronto dejaras de echar de menos

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