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Paz y Ciencia

domingo, 16 de marzo de 2014

Dibujos: descifrar la mente infantil

Dibujos: Descifrar la mente infantil

Fuente: Journal of Biological Education
Fecha: Octubre 2013

Los más pequeños encuentran en la hoja en blanco un medio de aprender y expresar lo que les gusta y les preocupa pero también es un medio para conocer al ser humano.
Un estudio de la Universidad del País Vasco sienta las bases científicas para tener en consideración los dibujos de los niños pequeños como un recurso útil a la hora de evaluar su desarrollo conceptual en la primera infancia. El trabajo, publicado en la revista ‘Journal of Biological Education’, relaciona la madurez conceptual infantil con la producción pictórica.
José Domingo Villarroel y Guillermo Infante, profesores de las Escuelas de Magisterio de Bilbao y Vitoria, analizaron los dibujos sobre la vida de las plantas de 118 niñas y niños con edades entre los 4 y los 7 años. Los resultados de su estudio muestran que quienes tienen un conocimiento más preciso de los seres vivos dibujan con mayor frecuencia aspectos clave como el sol, la lluvia y las nubes, representaciones que no son meramente decorativas para los niños.
Según Villaroel e Infante, el sol que aparece en los dibujos infantiles en relación con las plantas no es un elemento estético sino la consecuencia de conocer que las plantas necesitan luz solar para sobrevivir.
Expertos como Sergi Banús, psicólogo clínico infantil, consideran que el dibujo es una herramienta de gran utilidad en la evaluación psicológica de los niños, sobre todo, a partir de los 5 años. En este sentido, señala que el dibujo refleja la forma particular en la que el niño ve y vive su mundo, además de suponer un reflejo de sus cambios madurativos.
En concreto existen indicadores gráficos para rasgos psicológicos como desobediencia, ansiedad, egocentrismo, motivación para el aprendizaje, inseguridad, perseverancia, autoestima o problemas de relación social. Sin embargo, los expertos advierten que la interpretación de un dibujo infantil debería basarse en aproximaciones estadísticas que asocian la presencia de una determinada característica del dibujo con una elevada probabilidad de presentar un rasgo de personalidad. Además hay que tener en cuenta que pueden ser rasgos que aparezcan en momentos puntuales de la vida del niño.
Existen así pruebas específicas basadas en diferentes tipos de dibujo que ayudan a psicólogos y educadores a detectar posibles problemas o potencialidades en los niños. Dos de los más utilizados son los de la familia y el de la casa-árbol-persona. Por ejemplo, en el dibujo de la familia se evalúan características como el tamaño, el tipo de trazo, el orden en el que se han pintado los personajes y la distancia entre ellos o la omisión de alguna de las figuras (el padre, la madre o un hermano), incluso la negativa a dibujar.
SEÑALES DE ALERTA EN EL DIBUJO
Judit Cueto, psicóloga e impulsora del portal ‘Garabatos y dibujos’, señala que a determinadas edades los niños no pueden explicar con palabras qué les pasa y cómo se sienten y que para ellos la manera natural de hacerlo puede ser a través del dibujo. Cueto apunta 8 aspectos que desde el dibujo pueden ayudar a los padres a detectar de forma precoz si existe algún problema:
1. Evolución de las formas y las figuras: cada etapa se corresponde con un nivel de evolución del dibujo. Así, alrededor de los 4 a 5 años, las formas deben ser mínimamente reconocibles ya que el niño está en proceso de elaborar los esquemas de cada cosa.
2. Presión: hay que observar los desajustes, si los trazos son tan fuertes que pueden romper el papel o tan suaves que casi no se perfila el dibujo.
3. Elementos del dibujo: si el niño añade muchos detalles a un elemento o parte del dibujo o en cambio los omite cuando debería incluirlos.
4. El tamaño o espacio utilizado: las desproporciones de una figura o de sus elementos. Se pueden encontrar también tamaños muy grandes que incluso excedan el espacio de la hoja o muy pequeños.
5. Organización de formas y figuras: si se aprecia confusión en el orden de los elementos o por el contrario todo está tan colocado y organizado y da la impresión de rigidez o de dibujo estático.
6. El trazado de las líneas: hay que fijarse si las líneas son discontinuas o entrecortadas o se concentran formando una especie de ovillo ennegrecido, o si son muy angulosas.
7. Los colores: a partir de los 4 años se elige el color por una cuestión emocional. Será un signo de alerta que el niño utilice un único color repetidamente, o si predomina el negro y el rojo en sus dibujos.
8. Las tachaduras y correcciones: hay que observar si hay muchos tachones, o si necesita borrar muchas veces lo que dibuja para luego repetirlo.
Cueto recomienda que si los padres creen que su hijo pasa por un momento difícil y pueden detectar en sus dibujos aspectos llamativos acudan a un profesional cualificado que les inspire confianza y sobre todo “que conecte con tu hijo desde la primera visita”.

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