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Paz y Ciencia

domingo, 16 de marzo de 2014

¿Lacan desmontando mitos?



Rodrigo Córdoba Sanz: Lacan se erige con su genialidad reinventando a Freud, por tanto, siendo el nuevo Freud. Eso se transmite en su clínica, en su teoría y en sus apretados discursos, charlas, etc. Lacan fue un genio sin igual, sin embargo, como sus amigos surrealistas Buñuel y Dalí, quienes en su ego, fueron displicentes con Lorca.

El matema del fantasma de Lacan es introducido por primera vez en 1958, en El Seminario 5 (p. 417), y notamos que en las semanas anteriores, Lacan discute con Klein, cuyo concepto de phantasy (con ph) es mencionado sin que jamás llegue a tomarlo como propio. Para poder clarificar la posición de Lacan acerca de la noción dephantasy (con ph), que es adoptada por algunos otros analistas franceses, proporcionaré una traducción de algunos pocos pasajes de dicho seminario:

En la perspectiva kleiniana […] todo el aprendizaje, por así decir, de la realidad por parte del sujeto, es primordialmente preparado y fundamentado por la constitución esencialmente alucinatoria y fantasmática de los primeros objetos, clasificados en buenos y malos objetos, al fijar éstos una primera relación primordial que, en la continuación de la vida del sujeto, dará los tipos principales de las formas de relación del sujeto con la realidad. Se llega así a la noción de que el mundo del sujeto está hecho de su relación fundamentalmente irreal con objetos que no son sino el reflejo de sus pulsiones fundamentales.
En torno a la agresividad fundamental del sujeto, por ejemplo, es como se ordena, en una serie de proyecciones de las necesidades del sujeto, ese mundo de la phantasy, según el concepto que está en uso en la escuela kleiniana. En la superficie de este mundo es donde intervienen una serie de experiencias más o menos felices, y es deseable que sean lo bastante felices. De esta forma, poco a poco, el mundo de la experiencia permite una cierta localización razonable de lo que, en estos objetos, es, como se suele decir, objetivamente definible como algo que se corresponde con una cierta realidad, permaneciendo la trama de irrealidad como absolutamente fundamental.
Tenemos aquí lo que en verdad podemos denominar una construcción psicótica del sujeto.   En esta perspectiva, el sujeto normal es, en breve, una psicosis que salió buena, una psicosis que afortunadamente armonizó con la experiencia. Lo que le estoy diciendo aquí no es una reconstrucción. El autor que he de discutir ahora, Winnnicott, expresa este mismo punto en un texto que escribió acerca del uso de la regresión en terapia analítica. La psicosis y la relación normal con el mundo están absolutamente confirmadas en su texto como fundamentalmente homogéneas.
Grandes dificultades surgen de esta perspectiva. (El Seminario 5, p. 223-224)

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