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Paz y Ciencia

jueves, 14 de febrero de 2013

Infelicidad



No toda la infelicidad es obra del cuerpo-dolor. Una parte es infelicidad nueva, creada cuando no estás en sintonía con el momento presente, cuando se niega el Ahora de una manera u otra. Cuando reconoces que el momento presente es siempre lo que hay y por lo tanto es inevitable, puedes aceptarlo plenamente en tu interior y así no solo no crearás más infelicidad sino que, al haber desaparecido la resistencia interior, te encuentras dotado del poder de la Vida misma.
La infelicidad del cuerpo-dolor es siempre claramente desproporcionada respecto a la causa aparente. En otras palabras, es una reacción excesiva. Así es como se reconoce la persona poseída, aunque el sufriente no suela reconocerlo. Una persona con un cuerpo-dolor fuerte encuentra con facilidad razones para estar molesta, irritada, dolida, triste o temerosa. Cosas relativamente insignificantes, que otro descartaría con una sonrisa o ni siquiera notaría, se convierten en la causa aparente de una intensa infelicidad. Por supuesto, no son la verdadera causa: solo actúan como desencadenante. Hacen que vuelva a la vida la antigua emoción acumulada. Entonces la emoción se desplaza a la cabeza y amplifica y da energía a las estructuras mentales del ego.
El cuerpo-dolor y el ego son parientes cercanos. Se necesitan el uno al otro. El suceso o situación desencadenante se interpreta, y se reacciona a ello, a través de la pantalla de un ego altamente emocional. Es decir, se distorsiona por completo su importancia. Miras el presente a través de los ojos del pasado emocional que llevas dentro. En otras palabras, lo que ves y experimentas no está en el suceso o la situación, sino en ti. En algunos casos, puede estar en el suceso o situación, pero tú lo amplificas con tu reacción. Esta reacción, está amplificación, es lo que el cuerpo-dolor desea y necesita, pues de eso se alimenta.
A alguien poseído por un cuerpo-dolor fuerte suele resultarle imposible salirse de su interpretación distorsionada, de esa "historia" tan emocional. Cuanta más emoción negativa haya en una historia, más fuerte e impenetrable se vuelve. Y así, la historia no se reconoce como tal, sino que se toma por realidad. Cuando estás completamente atrapado en el flujo de pensamiento y en la emoción que lo acompaña, no es posible salirse, porque ni siquiera sabes que haya algo fuera. Estás atrapado en tu propia película o sueño, atrapado en tu propio infierno. Para ti, es la realidad y no hay otra realidad posible. Desde tu punto de vista, tu reacción es la única reacción posible.

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