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Paz y Ciencia

sábado, 20 de noviembre de 2010

Resiliencia

Me acaban de mandar un sms en el que me comentan que han terminado el libro "El hombre en busca de sentido", la persona dice que se ha conmovido, otra persona me comenta que eso de hayar sentido a la existencia, a la vida le parece una "patochada" que él considera como persona que hace lo que le guía su creatividad y su intuición. Como ven hay movimiento tras estas líneas, hay un amor devoto corriente que podríamos acuñarlo así en beneficio de Winnicott. La realidad interna es lo que conmueve, remueve y produce un profundo desasosiego a estas personas, ambos tienen un pasado muy frágil, terrible y muy duro.
Es doloroso, como reflexionábamos una persona y yo no hace mucho tiempo, que quizás pensar en dar sentido a la vida no tiene sentido si el sentido común es el menos común de los sentidos (decía él). Son palabras nihilistas que colocan al hombre en un lugar de ser no pensante y deseante. El ser que va al hacer, el ser pensante y deseante es un sujeto que está inscrito inevitablemente en una trayectoria vital. El concepto de esas instancias "antropomórficas" que cita con desdén Victor Frankl son comentadas también por Eric Berne como yo padre, yo niño y yo adulto. El Sujeto es un ser que viene de su biografía, leyendo literatura lo hemos aprendido todos, pero cuando se trata de ocupar una silla, un sillón o un diván la situación no se hace tan clara, se ve todo difuso, se siente un profundo dolor a la hora de ahondar en los sentimientos, en los recuerdos y en las fantasías, en los pensamientos y actitudes y muchas veces se tiende a hablar de temas periféricos al núcleos del self para que se pueda tolerar la angustia. Eso es, dicho de una manera algo banal o ejemplificada lo que Freud llamaba resistencia y que descubrió con el método de la asociación libre tras la hipnosis y la catarsis.
Lo hermoso es que poco a poco puedes depositar la confianza en alguien, pero no siempre es esto fácil o posible, a veces la vida no ha hecho aprender al paciente que puede colocar su confianza en otra persona, una historia trágica, esto hace que se enquisten tratamientos de supervisión farmacológica y de poca importancia y disponibilidad para la palabra, para aquello que introdujo Freud, fuera de la cocaína y el la sexualidad en los niños, motivos que le llevaron a una relativa ostración. Hay que pensar en personas reales, de piel y huesos, como estas bellas personas que cito que tal vez la confianza básica se ha visto muy herida porque han sido muy heridos, ultrajados y violados en sus derechos.

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