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Paz y Ciencia

domingo, 14 de noviembre de 2010

Psicogénesis y Sociogénesis del trastorno mental

Vivimos en una sociedad competitiva donde priman los valores del egoísmo insano frente al autocuidado y lo que se daría en llamar egoísmo sano, un espíritu de autoconservación. Esta estructura social tiene que ver con la transmisión de un cierto relativismo educativo, los padres delegan, cansados y angustiados en la escuela y los profesores quemados se ven ante una difícil tesitura. Existen muchos padres que hacen grandes esfuerzos por sus hijos y los atienden de maravilla siguiendo la expresión de Winnicott serían padres devotos corrientes. La evolución en el primer año es importante para la maduración del bebé quien necesita a su madre y a su padre, necesita calor, cuidados, mimos de una manera que podríamos llamar dependencia absoluta. De ahí lo que decía Winnicott de que "eso que llaman infans" no existe, sin la madre cuidándole o dándole el pecho. El bebé nace con una dotación instintiva mucho menor que otros animales y tiene que aculturizarse y verse inscrito en la cultura a través de los padres que serán el reflejo donde se verá el bebé y luego el niño.
He empezado hablando de la sociogénesis, es importante aclarar este concepto, la sociedad actual podría ser llamada narcisista, donde priman los intereses personales, el egoísmo, el capitalismo, la individualidad y el explotar a otros en beneficio propio. Los que se apartan de modelos estándar son tachados de "raros" y son etiquetados porque "no responden a las expectativas de la cultura", un modelo humanista de trabajo trasciende esta etiquetación y se preocupa en el desarrollo del individuo en sí mismo, en la fuente de su malestar. Si tiene dificultades personales, sociales, laborales o un malestar "clínicamente significativo" entonces se puede pensar en que tiene algún tipo de trastorno. Esto es seguir el modelo médico tradicional que nos lleva a etiquetar los problemas psicológicos como enfermedades orgánicas. En el DSM-IV hay un diagnóstico multiaxial que no es demasiado usado en informes y otras formas de diagnóstico. El DSM-IV tiene un eje, el cuarto, en el que se tratan los problemas psicosociales que están desgranados en varios problemas. Allí se trata de recoger los problemas ambientales del sujeto.
El sujeto está atravesado por un discurso social al que no inerme, el médico detenta el máximo poder y respeto en el modelo de salud y el psicólogo es relegado como un técnico, muchos médicos se sorprenden de la curiosa relación mente-cuerpo y del error de descartes, trabajo de Antonio Damasio muy interesante.
Esta sociedad es cada vez más permisiva con el abuso de drogas, las conductas erráticas, la molicie, el exhibicionismo televisivo e individual y el alardear, dando más importancia al continente-máscara que al contenido. Con lo cual es cada vez más difícil acceder a estratos profundos de la psique para trabajar en cuestiones profundas. Desde luego que una persona que solicita ayuda ya está preparada de antemano y ha realizado una reflexión para que esto no sea así aunque sus reticencias y su angustia por explorar el sótano sean grandes. Creo que con los adolescentes hay que realizar un trabajo familiar exhaustivo y hay que dejar presupuestos teóricos al margen, centrándonos en las necesidades del paciente, que en cierto modo va enseñando el mapa del recorrido a seguir, el mapa no es el territorio como recuerda Paul Watzlawick.
En este proceso de deshumanización del hombre por la tecnología la persona se ve más dependiente de ciertos recursos creados artificialmente que por su gesto espontáneo, cada vez son más frecuentes los emails, menos frecuentes las cartas y la comunicación cara a cara. Hay que rescatar lo que el sujeto tiene de humano para poder desarrollar todo su potencial, que con frecuencia se ve constreñido por una serie de a prioris impuestos por el esquema o modelo social y familiar. Para que una persona sea libre debe pensar en la posibilidad de encontrar su propio camiono, encontrar un sentido a su existencia, como insiste Victor Frankl y respetar la responsabilidad que también ayuda  a la libertad. El concepto de responsabilidad es importante para obtener un trabajo, para mantenerlo, para acudir a una cita a punto, para ser personas íntegras que reflexionan sobre sus actos, cada vez más el narcisismo y el histrionismo están siendo moneda de cambio en el circuito social dejando de lado los valores humanos, Contactos superficiales, de ascensor, es la alienación y enajenación del hombre, que se está viendo en las consultas, una crisis de valores que también se ve en la profusa literatura científica y de divulgación. Hoy los estudios sobre trastornos de personalidad, "trastornos en la forma de ser", como dice Vicente Rubio Larrosa están proliferando por los motivos arriba descriptos. Pues bien tenemos que pensar en lo que el sujeto es más allá de los artificios que pueda usar para relacionarse con el exterior, con lo que realmente es, con sus miedos y sus angustias, cada vez más hay una tendencia a ocultar esto y verlo normal, cuando consiste en ser artificiales. Winnicott escribió en un texto recopilado una serie de cartas que lleva por nombre "El Gesto Espontáneo", allí invitaba a sus interlocutores a que hablaran con su propio lenguaje y contestaba a los cientos de carta que escribía y le escribían. En muchos casos se comunicaba con los pacientes por carta cuando no podían ir al consultorio e innnovó de manera profunda los moldes rígidos del psicoanálisis, ayer hubo, promovido por el Grupo Analítico de Bilbao unas jornadas sobre Winnicott donde hubo grandes profesionales asistentes y conferenciantes. Se trata de construir un Psicoanálisis para HOY. Actual y moderno y dejarse de teorías del siglo XIX. Eso es historia y resulta interesante pero nada más. Ese relativismo del que hablaba también ha penetrado en las psicoterapias donde cada vez surgen diferentes escuelas (como ha pasado siempre) y distintas técnicas para "curar" diversos trastornos. La única evidencia que tenemos es que lo que cura es la relación emocional entre el paciente y el terapeuta así como lo que se desarrolle en una atmósfera confiable con el paciente. Claro que es importante lo que relata el paciente y la escucha del terapeuta, así como sus consejos e interpretaciones pero lo definitivo es crear un ambiente suficientemente bueno donde se pueda trasladar angustias impennsables, al decir de Winnicott, o como diría Bion el terror sin nombre.

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