De allí que Morselli afirme que, "La metamorfosis del yo esquizofrénico está bien lejos de ser un fenómeno de automatismo regresivo-pasivo, o una pura consecuencia reactiva psicógena; el enfermo para soportar el peso de la disolución y de los factores psicógenos, tiene que construirse una forma de vida, así como los esquimales construyen para protegerse un iglú, la campana de nieve. "
: "No puedo captar si estoy al inicio o al fin, no me arriesgo a ser aquí y ahora. Estoy toda confusa: no me arriesgo a tener un punto firme sobre nada. Cualquier cosa que yo sienta, o yo vea, hace surgir dentro de mí una serie de posibles interpretaciones que se suceden insensatamente y ninguna me parece clara y simple. Siento su voz –la de Mauricio- cuando me habla desde el corredor. Déjenme al menos con mis fantasías: con las fantasías puedo tener un hijo. Este es mi sueño. Cuesta creer que no comprenda la realidad: pero yo la comprendo. Por esto tengo necesidad de la fantasía" (Borgna, 1995, 52-53).
Así Helena, la paciente de Morselli dice: "Ahora estoy en la otra vida, en la cual veo hasta algunas veces los ángeles y yo entiendo la música. Pero siento que esto no es justo, que esto es un poco el mundo de la locura; todo cambia alrededor, Ud. también me parece despreocupado, alejado de mí ...Ud. es el doctor M., pero lo veo como de lejos. Quisiera retirame de la vida real, pero algo me atrae que es más fuerte que mi. Me desdoblo, lo entiendo ... Una vida como ésta no puedo vivirla y me evado a la otra. Es verdad que en "este mundo" yo estoy más próxima del alma, del paraíso de Dante, pero se es muy pequeña -dice secándose la frente-; me siento alejada de la vida, no tengo más sentimiento; me siento despegada de todo ... Prefiero tanto más el otro mundo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario