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Paz y Ciencia

martes, 2 de noviembre de 2010

Psicoterapia Dinámica


La psicoterapia dinámica tiene muchas vertientes. Los pacientes cada vez más informados buscan a la persona, no a la técnica, modelo o escuela. En ocasiones se trata de pacientes que han pasado por una o varias experiencias terapéuticas con distinto éxito. Es bien conocido que lo que cura es el vínculo emocional entre paciente y terapeuta, iba a decir client - terapeuta, la traducción a Rogers no es exacta ya que el concepto que el da a cliente dista mucho de lo que es en España, sería algo así como persona que demanda ayuda. La psicoterapia dinámica tiene una base psicoanalítica que luego ha podido ser reformulada en base a los principios de la gestalt, el análisis existencial, o la psicoterapia psicoanalítica, existen muchas más formas de psicoterapia dinámica pero estas son con las que yo más trato. Las técnicas son herramientas, instrumentos terapéuticos para intervenir. La interpretación ha sido la intervención princeps en el psicoanálisis y un balance equilibrado entre interpretación y sostén emocional ayuda junto a señalamientos, confrontaciones (pocas) y otras técnicas verbales a acercar al paciente al interior de su problema.
En fases iniciales es sensato establecer un clima o atmósfera confiable donde poder establecer un sostén emocional para esas personas que vienen angustiadas sin encontrar sentido a lo que les pasa y sin entender qué es la psicoterapia. A partir del tiempo la psicoterapia, cuando se realiza un buen trabajo de sintonía entre paciente y terapeuta empieza a desarrollar sus frutos, la sintomatología se atenúa y el modo de comprensión del problema se acrecienta dando más sentido a la experiencia que se está vivenciando.
Muchas personas dan valor a la contratransferencia como elemento diagnóstico, como valor vivencial que conecta con las emociones del paciente, es un correlato de la empatía, elemento del que debe estar dotado el terapeuta. El terapeuta debe dejar hablar al paciente y escuchar atentamente lo que dice interviniendo sólo cuando es estrictamente necesario, para acompasar y asistir el discurso del paciente de forma tal que se le de una explicación que el paciente debe descubrir por sí sólo, siempre con el calor humano y el apoyo emocional del terapeuta. Es una experiencia grata, que incluso puede ser desconcertante en los inicios dado que cuando uno va a la Seguridad Social y se topa con un psiquiatra tiene contactos de 15 minutos y sale cargado de psicofármacos. Cristina Martín en un post anterior relata en un podcast su experiencia con la psiquiatría de la cual es muy crítica. Yo soy un antipsiquiatra de convicción, no antipsiquiatras, de hecho colaboro con psiquiatras que tienen una escucha atenta y psicodinámica pero el trabajo de la psiquiatría es mucho más pobre que la psicoterapia para el terapeuta y para el paciente. La antipsiquiatría es un modelo de los 70 que revolucionó el establishment asistencial luchando contra las descargas eléctricas y otras formas de "terapia" invasiva como la lobotomía, del que por ejemplo Victor Frankl era partidario para casos extremos. Todo está cambiando poco a poco y hay que ajustarse a las características del zeitgeist, el momento epocal en el que estamos inscritos, con el discurso social del que estamos atravesados. Estoy por un modelo flexible y elástico dentro de unos parámetros y variables fijas y estándar, esto aunque suene paradójico proporciona un marco de confianza al paciente, tener su espacio y su hora sólo para él. Esto resulta fundamental para la clínica. Lo que se realice en sesión es propio de un vínculo emocional entre dos personas que estará centrado en una de ellas, el paciente. Y se podrá desgranar su angustia poco a poco, con pasos pequeños y firmes, acercándonos al conocimiento del self. Es un recorrido que puede producir también su desconcierto pero que sin lugar a dudas finalmente tiene sus beneficios para el paciente. Por eso hay tanta demanda en esta clínica aún ahora en tiempos de crisis. Un saludo.

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