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Paz y Ciencia

domingo, 6 de diciembre de 2020

Rafael Santandreu

 




No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede.

Para valorarse hay que entender que ya somos valiosos. ¡Todos lo somos! Sí, aunque estemos llenos de fallos.

La felicidad no depende de logros o situaciones ideales, sino de nuestra salud mental.

Otra de las obligaciones que nos inventamos es la de ayudar, aconsejar o ser paño de lágrimas de los familiares, pero olvidamos que nadie puede hacer feliz a nadie. La felicidad es un estado mental en el que sólo uno mismo puede entrar y que no depende de tener más o menos problemas.

Las personas nos topamos diariamente con veintitrés frustraciones: hay un atasco de tráfico, se nos quema la comida, el jefe nos pega un rapapolvo inmerecido, el niño trae una nota del profesor por mal comportamiento… En toda una vida, eso hace un total de unas veinte mil adversidades.

Tener tolerancia a la frustración es una de las habilidades esenciales de las personas. La tolerancia a la frustración nos permite disfrutar más de la vida, ya que no perdemos el tiempo amargándonos por las cosas que no funcionan.

Todo el tema de la salud mental trata de un solo asunto: aprender a combatir las ¡quejas, quejas, quejas! Vamos ver, a continuación, cómo podemos hacerlo para ser un poco menos quejicas y un poco más felices.

Rodrigo Córdoba. Psicólogo Clínico. Zaragoza. Tfno.: 653 379 269 Psicoterapeuta. Adolescentes, adultos, parejas. Instagram: @psicoletrazaragoza

Página Web (Nueva): www rcordobasanz.es

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