Slavoj Zizek, sueños y pesadillas de la filosofía en tiempo viral
El pensador esloveno reflexiona en un ensayo escrito en tiempo récord, que ahora llega a España, sobre la pandemia.
Aunque comienza su libro «pandémico» con la fórmula bíblica del «noli me tangere», es manifiesto que a Zizek todo parece afectarle, tocado y nunca hundido por lo que pasa. Sabedor de que la historia se repite como tragedia y farsa, es capaz de «histerizar» su escritura o, para jugar con sus obsesiones lacanianas, tomar impulso desde lo Real. La catástrofe en curso ha «movilizado» a la legión de intelectuales, desde Buyng-Chul Han a David Harvey, de Paul Preciado a Judith Butler, desplegando algunos la inercial retórica del «cuñadismo» o dispuestos a lanzar un sermón de perogrulladas y nihilismo burdamente entretejidos. A pesar de todo, la filosofía tiene que demostrar su peculiar coraje en este momento crítico, aunque eso suponga precipitarse, hacer el ridículo o mostrar su condición precaria.
Zizek no tiene nada claro que la epidemia nos haga «más sabios», especialmente cuando no paramos de escuchar el mantra de la «nueva normalidad». Desde las primeras páginas de este ensayo «de urgencia» nos hace cobrar conciencia de que el virus ha roto los cimientos de nuestras vidas; el mundo global está confinado, cumplida aquella fórmula de la teoría de las catástrofes en forma atroz: una enfermedad acaso surgida del aleteo de un murciélago asiático provoca la tormenta perfecta en Europa.
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