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Paz y Ciencia

viernes, 1 de mayo de 2020

Memoria Intrauterina



Cuando somos embriones, tenemos una vida emocional que no se expresa de la misma manera que cuando hemos salido del vientre de nuestra madre. Estamos influenciados por las emociones de nuestra madre en su vientre. Desde tiempos inmemoriales se hace alusión a los efectos de las emociones de la mujer embarazada sobre el niño que lleva dentro. La idea de que las emociones negativas causadas por el estrés y la ansiedad en la madre afectan al feto está profundamente arraigada en el folclore y las creencias culturales de la humanidad. Se han consagrado un gran número de proyectos de investigación a evaluar la validez de esas creencias, explorando cómo la ansiedad y el estrés materno podían influir en el curso del embarazo y en el desarrollo posnatal del niño.

Existen investigaciones según las cuales el estrés, de la misma manera que un medicamento, una droga o el alcohol, actúa como un agente teratógeno; es decir, que una sustancia, un organismo o un factor medioambiental pueden provocar efectos nefastos en el feto cuando se le expone durante el embarazo. Por ejemplo, está demostrado que el cortisol, uno de esos agentes (sustancia capaz de influir negativamente en el desarrollo biológico del niño), está vinculado al estrés y a la influencia en el cuerpo de las emociones negativas.

El estrés es un estado difícil de definir y de medir. Una mujer estimará que algo es estresante o no en función de toda una serie de factores, incluyendo los rasgos de su personalidad, su nivel general de ansiedad y su manera de ver la vida. Una mujer que dice sentir mucho estrés durante el embarazo puede no vivir situaciones más estresantes que otras mujeres, sino simplemente ser una persona que reacciona más negativamente, o con más vehemencia que otras, ante los problemas de la vida cotidiana.

Las mujeres que se consideran estresadas, angustiadas o deprimidas durante el embarazo señalan igualmente que continúan sintiéndose así durante los dos primeros años de vida de su hijo. Por el contrario, lo que influye en el estrés, en realidad, es la imagen negativa que la futura madre tiene de sí misma. A menudo, vivir un embarazo lleva a su inconsciente personal, a los recuerdos de su propia vida intrauterina y de la relación con su propia madre. Sin hablar de la influencia del arquetipo materno universal, es decir, todas las creencias que se imprimen nuestra sociedad sobre "ser una buena madre". Estas creencias impregnan a menudo el inconsciente personal de la madre a través del inconsciente colectivo: "¿Seré capaz? ¿Seré una buena madre?"

Por lo tanto, una futura madre puede sufrir diversas influencias que provienen del entorno, de su propio mundo interior que, a la larga, nutren una ansiedad de fondo sobre la idea de llevar bien esa vida fetal en desarrollo.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta.
Nº Col.: A-1324
Teléfono: (34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es


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