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Paz y Ciencia

jueves, 23 de abril de 2020

La Ignorancia en clave budista


Nuestros sentidos contribuyen a aumentar nuestra ignorancia. Para la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto los objetos parecen existir por sí mismos. Al recibir está información distorsionada, la mente aprueba está categoría exagerada de las cosas. Los budistas llaman "ignorante" a esta mente por aceptar esa falsa apariencia en lugar de rechazarla. La mente ignorante no se pregunta si las apariencias son correctas o no; sencillamente acepta que las cosas son como parecen.

A renglón seguido, aceptamos la realidad aparente de la naturaleza concreta de los objetos pensando: "Si esto es real, qué lo es? De ese modo, nuestra percepción errónea e ignorante se afianza. Por ejemplo, cuando tropezamos con algo o alguien agradable, reparamos brevemente en el objeto, limitándonos a reconocer su presencia. La mente, en esta fase, es bastante neutral. No obstante, cuando las circunstancias nos instan a prestar mayor atención al objeto parece que su atractivo sea parte integral del objeto. Cuando la mente acepta el objeto de ese modo -pensando que existe tal y como aparece- puede surgir el deseo por el objeto y el odio por aquello que obstaculiza su obtención.

Como dice el yogui y erudito Nagarjuna en sus "Sesenta Razonamientos":
Cómo no van a surgir grandes emociones perniciosas
en aquellos cuya mente se fundamenta en la existencia intrínseca?
Hasta cuando el objeto es corriente
la serpiente de las emociones destructivas
les oprime la mente.

El momento crucial en que pasamos de ser meramente conscientes a la percepción errónea se produce cuando la ignorancia exagera la cualidad positiva o negativa del objeto, de modo que acabamos viéndolo intrínsecamente bueno o malo, intrínsecamente atractivo o desagradable, intrínsecamente bonito o feo. Cuando llevados por la ignorancia, aceptamos esta falsa apariencia como un hecho, abrimos el camino al deseo, el odio y muchas otras emociones contraproducentes. Estas acciones destructivas conducen, a su vez, a acciones basadas en el deseo y el odio, las cuales establecen en la mente las predisposiciones kármicas que dirigen el proceso de la existencia cíclica de una vida a otra. 

Rodrigo Córdoba. Psicólogo. 
N° Col : A-1324 Aragón
Teléfono: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es



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