En principio, podríamos pensar en la reencarnación como en un alma entrando en un cuerpo. El cuerpo es visto como impermanente y el alma como permanente, y cuando nos deshacemos de un cuerpo, volvemos a entrar en otro. Puede que les sorprenda saber que la gente del Asia budista no le tiene mucho cariño a la reencarnación. Desean que finalice el ciclo de nacimiento y muerte porque saben que representa sufrimiento sin fin. En el budismo popular, la reencarnación es aceptada literalmente, sin demasiado examen, pero a medida que estudiamos y practicamos, la idea de un alma inmortal da paso a otra idea más cercana a la realidad. Si estudiamos las enseñanzas de Buda y observamos nuestra propia mente, hallaremos que no hay nada permanente dentro de lo que constituye lo que llamamos nuestro "sí-mismo". Buda enseñó que la denominada "persona" está constituida por cinco elementos (skandhas) que se unen durante un período limitado de tiempo: nuestro cuerpo, sensaciones, percepciones, estados mentales y consciencia. Estos cinco elementos están, de hecho, cambiando continuamente. Ni uno solo de ellos permanece igualen dos momentos consecutivos. No sólo es impermanente nuestro cuerpo, sino que lo que denominamos nuestra alma también es impermanente. También ella está conformada sólo por elementos como sensaciones, percepciones, estados mentales y consciencia. Cuando la idea de un alma inmortal es puesta en su lugar, nuestra comprensión de la reencarnación se acerca más a la verdad. En cierto modo, la idea de la reencarnación sigue ahí, pero nuestra compresión es diferente. Vemos que sólo se trata de contribuyentes que cambian rápidamente.
Lo cierto es que en el budismo no utilizamos la palabra "reencarnación". Hablamos de "renacer". Pero incluso renacer resulta problemático. Según las enseñanzas de Buda, ni siquiera existe el "nacer". Nacer generalmente significa que de la nada nos convertimos en algo, y la muerte suele significar que de algo nos convertimos en nada. Pero si observamos las cosas que nos rodean, nos daremos cuenta de que no hay nada que provenga de la nada. Antes del denominado nacimiento, esta flor ya existía en otras formas: nubes, luz de sol, semillas, tierra y muchos otros elementos. Más que nacer y renacer, sería más exacto decir "manifestación" (vijñapti) y "remanifestacion". El llamado día del nacimiento de la flor es en realidad el día de su remanifestación. Ya había estado aquí bajo otras formas y ahora ha realizado un esfuerzo para remanifestarse. Manifestación significa que sus constituyentes siempre han estado aquí bajo alguna forma y que ahora, como las condiciones son las suficientes, son capaces de manifestarse a sí mismos como una flor. Cuando las cosas se han manifestado, solemos decir que han nacido, pero de hecho no es así. Cuando las condiciones dejan de ser suficientes, y la flor cesa de manifestarse, decimos que la flor ha muerto, pero eso tampoco es correcto. Lo que ocurre es que sus constituyentes se han transformado en otros elementos, como abono y tierra. Hemos de trascender nociones como nacimiento, muerte, ser y no ser. La realidad está libre de toda noción.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Nº Col.: A-1324
Teléfono: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario