PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

viernes, 12 de septiembre de 2014

Las Psicosis BIpolares no Maníaco-Depresivas



Las Psicosis Cicloides: Psicosis Bipolares no Maníaco-depresivas
UN POCO DE ANTECEDENTES

Historia de las psicosis cicloides
Las Psicosis cicloides son una entidad clínica con características propias, que no se encuadran en las denominaciones dicotómicas clásicas de psicosis maníaco o esquizofrenias de la era Kraepeliniana.
La última centuria, según Lanczik, fue dominada por dos conceptos diametralmente opuestos. Por un lado la noción unitaria de las psicosis (llamada psicosis unitarias) desde la nosología y patología; a este concepto adhirieron Zeller (1804-1877) y Griesinger (1814-1884). En contrapartida surgen los defensores de la existencia de varias enfermedades psiquiátricas y problemas del humor, negando las psicosis únicas. (Neumann, 1859; Rennert, 1965; Vliegen, 1980; Lanczik, 1989).
Las psicosis cicloides son entidades clínicas que fueron identificadas por distintos autores y que recibieron diferentes denominaciones a través del tiempo.
En la escuela francesa, Magnan, describió los delirios agudos y los denominó delirio polimorfo de los degenerados o bouffèes delirantes. Los dividió en tres tipos, uno de los cuales, era el de los sujetos que no revelaban ninguna tara apreciable a primera vista, pero que ante un factor desencadenante como puede ser una emoción, una enfermedad, una simple debilidad física, incluso un acontecimiento fisiológico, se alteraba el orden psíquico del paciente.
Según Magnan: “Este delirio en su inicio es tan brusco como insidioso. En pocos días estas psicosis realizan profundas perturbaciones alucinatorias y de la personalidad y se derrumban tan pronto como se han elevado” (bouffèes delirantes). La descripción que hizo de estos cuadros contiene la esencia de las psicosis cicloides, por supuesto sin la formidable sistematización de Leonhard.
En 1950, Henri Ey, retomó la noción de bouffèes delirantes a las que denominó “psicosis delirantes agudas”.
En la escuela alemana, el fundador de la investigación clínica fue L. Kahlbaum (1828-1899), publicó “La agrupación de las enfermedades psíquicas y la clasificación de los trastornos mentales”, siguiendo el modelo empírico francés. Kahlbaum insistió en la importancia de establecer no solo un síndrome con síntomas idénticos sino en reconocer una misma etiología, respuesta, pronóstico y hallazgos patológicos. En su monografía de 1874, describió la catatonía o “locura de tensión”, dentro de las enfermedades cíclicas del ánimo. Esta entidad encontró su defensor en Carl Wernicke y constituyó el germen de una de las formas de las psicosis cicloides: la psicosis de la motilidad inhibida.
El desarrollo del concepto de las psicosis cicloides se remonta al problema de las “psicosis atípicas”, que surgió a su vez de la dicotomía en las psicosis endógenas, creada por Kraepelin (1923). Este problema concernía a la clasificación de aquellos cuadros que no podían asignarse a la demencia precoz ni tampoco a la enfermedad maníaco-depresiva.
La realidad clínica mostraba síndromes que no se podían clasificar dentro de esta dicotomía, tanto por sus síntomas en el corte transversal, como por el curso y desenlace, que evidenciaban ser diferentes por completo.
La división diagnóstica efectuada por Kraepelin creaba una dificultad clínica para hacer afirmaciones pronosticas. Muchos trastornos diagnosticados como esquizofrénicos, de acuerdo con su apariencia clínica, mostraban a menudo remisiones completas y una evolución favorable. Por último, Kraepelin reconoció que algunos casos diagnosticados como demencia precoz tenían una evolución fásica con buen pronóstico y los denominó “estados mixtos de locura maníaco-depresiva”.
Para solucionar este problema se recurrió a una ampliación del concepto de esquizofrenia, tal como lo concibió Bleuler, el representante de la corriente psicodinámica.
Bleuler admitió la existencia de esquizofrenias de curso periódico y recuperación total, haciendo referencia al hecho de que eran psicosis agudas, cuyas fases seguían la pauta evolutiva de la psicosis maníaco-depresiva. Decía: “En la mayoría de los casos vemos al principio sólo ligeros casos de deterioro residual después de cada ataque. En cambio, los síntomas esquizofrénicos suelen ser muy pronunciados”. Hablaba de esquizofrenias agudas curables.
Seguía siendo casi imposible hacer un juicio pronóstico confiable utilizando el concepto de Bleuler.
En esta misma corriente psicodinámica se pueden mencionar otros autores que describieron cuadros delirantes de buen pronóstico y de curso periódico y es muy probable que muchos de estos cuadros correspondieran a casos de psicosis cicloides.
Podemos mencionar a Friedman, que hablaba de “paranoias benignas”, y a Gaupp, para quien existían formas de paranoia que se curaban o mostraban remisiones muy importantes; a estos cuadros los denominaba “paranoias abortivas”.
Estos trabajos fueron coronados por la obra de Ernest Krestchmer, quien en su monografía de 1918 analizó el cuadro clínico de su “delirio sensitivo de referencia”.
Según Kretschmer este delirio se caracterizaba por su tendencia a la curación, la perfecta conservación de la personalidad y viva reactividad psicológica en todos los estadios patológicos; algunos de los casos que presentó en su monografía podrían corresponder a las psicosis cicloides.
Kasanin, un psiquiatra de origen norteamericano, publicó en 1933 un trabajo denominado “The acute schizoaffective psychosis” (psicosis esquizoafectivas agudas). Tomó el corte transversal de síntomas en siete pacientes jóvenes adultas y reconoció una labilidad emocional grave, mezcla de síntomas esquizofrénicos y afectivos, una grave distorsión de la percepción del mundo exterior, y la presencia de “impresiones sensoriales falsas”. Estos pacientes se recuperaban por completo del cuadro psicótico en pocas semanas, pero había una tendencia a la repetición.
Con Kasanin queda aceptada la denominación: “psicosis esquizoafectiva”, que se utiliza actualmente en el DSM IV. Pero es importante mencionar que la entidad que queda plasmada en este manual tiene poco que ver con la descripción original de los cuadros de Kasanin, que estaban mucho más cerca de nuestras psicosis cicloides que el trastorno esquizoafectivo tal como se lo describe en la actualidad. Los cuadros desplegados en el DSM IV se parecen más a una esquizofrenia con episodios depresivos.
Por otro lado, los criterios diagnósticos de la CIE 10 para las psicosis cicloides recuerdan más a cuadros maníacos o depresivos con delirios, o bien estados mixtos.
Lanczik y col. opinan que el concepto de psicosis cicloide de Leonhard surge como un modelo diferente al de Kasanin. Como entidad clínica, ha sido validada por Perris (1974), Brockington (1982), Maj. Y col. (1988) y Beckmann (1990). Según Brockington la subdivisión simplificada de las psicosis endógenas en dos, iría en detrimento de la psiquiatría científica y de los esfuerzos por una terapia psicofarmacológica diferenciada.
La clasificación de Kraepelin sirvió de base para la descripción de la acción del antidepresivo imipramina en 1957, pero en la actualidad, con ninguna de la modificaciones hechas a la clasificación dicotómica de Kraepelin se logró captar la etiología de las psicosis endógenas.
Según Ban, en realidad lo interesante de este punto es poder conseguir una nosología psiquiátrica basada en la delineación de formas y subfromas de las enfermedades mentales, para incrementar la homogeneidad, es decir poblaciones con alta validez predictiva.

No hay comentarios: