PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

jueves, 4 de septiembre de 2014

"El hombre como voluntad y representación"



SCHOPENHAUER: EL HOMBRE COMO VOLUNTAD Y REPRESENTACIÓN

El Mundo Como Voluntad y Representación ”, nacida en 1819 entre el “mar de entronques dialécticos” del pensamiento hegeliano y  los aires renovadores de 1848, representó la columna vertebral de las concepciones de Arthur Schopenhauer  sobre el mundo y el  hombre en su re-juego existencial.
A podido observarse a través de los años, la cierta apatía o pereza hacia este modo del interrogar, pero Arthur Schopenhauer  ocupa un puesto en la historia de la filosofía no solo por la relevancia existencial y originalidad teórica –independiente del complejo doctrinario filosófico-religioso en que se nutre, y con los que trató de interpretar los problemas de su tiempo,- sino por abonar el mundo intelectivo humano e insistir en una comprensión natural-psicologísta del mismo.
 Aunque sus reflexiones han sido tomadas muchas veces y entendido pocas por la ligereza crítica, en circunstancias de manera absoluta, encerrándolo solo en el marco del pesimismo irracionalista o voluntarismo representacional, Schopenahur  mantiene  una lucha significativa  hacia el optimismo voluntarista y racional.
En nuestro tiempo, cuando se habla de irracionalismo, no se deja de mencionar  a Schopenhauer situándolo junto a  Sören Kierkergard como los máximos representantes de esta corriente,  es de dilucidar, que las referencias al punto no excluye la totalidad que representa, quiere esto decir que podemos encontrar en toda su obra el contraste de un debatido racionalismo sin sopesar, un análisis de la voluntad natural instintiva como de la representación, del amor y la locura, de la verdad y la política, de la razón y el poder, del genio y la erudición, lo metafísico y lo contradictorio, de pesimismo y optimismo entre otras disyuntivas, que forman parte de un cuerpo doctrinal interpretativo.
 Mark Mitin señala que ‘’los problemas del racionalismo y el irracionalismo ocupan un destacado lugar tanto en la historia de la filosofía como en la vida espiritual contemporánea. El racionalismo en sus diferentes formas, se orienta a la ciencia, al conocimiento de las regularidades del desarrollo del mundo material y los fenómenos espirituales. El irracionalismo, por el contrario, niega en general o rebaja por todos los medios el conocimiento científico y apela a ciertas premisas inmediatas, intuitivas, instintivas, supuestamente incomprensibles para la razón’’ . Por lo que se deduce partiendo de análisis actuales acerca de  Schopenahuer, el mismo forma parte de esta negación o desvalorización de la ciencia, consideración que ha de interrogarse desde una nueva interpretación desde el andamio contemporáneo.
Pudiéramos denominar la filosofía de Schopenhauer de dos maneras:
  • Voluntarismo  representacional o 
  • Racional  voluntarismo.
Ello no es más que una tendencia de su tiempo, decir irracionalismo no es decir voluntarismo, decir sin embargo racionalismo es decir en gran medida, representación. Schopenahuer escribió en pleno romanticismo, un rasgo general de aquella sociedad que llamaron después la enfermedad del siglo, aquel sufrimiento intelectual que marco la vida del londinense George Byron del español  Mariano José Larra , y del alemán  Goethe: “Los sufrimientos de Joven Werther”, “El Fausto”. Como obra cumbre de esta corriente llamada irracionalista en su  tendencia artística es el “Tristan e Isolda” de Ricardo Wagner , incubada precisamente al calor de “El mundo como voluntad y representación” según lo confiesa el propio Wagner. La desesperación romántica parte del sentido pesimista de la realidad en pleno movimiento, la convulsión social descrita en el plano literario y la búsqueda de nuevos estilos artísticos, categoríales que implican nuevas concepciones e incertidumbres.
Estudiando “El mundo como voluntad y representación”, no damos cuenta de referencias a estas concepciones, si bien es claro que no determina solución alguna, deja Schopenhauer libre alternativa, no define al final si es necesario este camino o aquel, solo descansa  en el comentario de decisión voluntaria desde la permisión voluntarista natural, haciéndole digno de su teoría refiriendo  una liberación  a través de umbrales enajenativos en – especie de nirvana,  velo de Maya, flagelación-   función de  gobernar el imperio del instinto o la voluntad individual también en forma de placer, única vía al paso pasional por la  ciencia.
Al estudiar a los cínicos, estoicos, hindúes, cristianos, recetaba que “la vida más sencilla  más llena de privaciones, a pesar de los inconvenientes de que la naturaleza la ha rodeado, es la más soportable y la que más conviene que sigamos, pues todo medio amplio para hacerla más grata, toda comodidad, toda diversión y todo placer no hacen sino atraernos nuevos tormentos y mayores dolores que los naturales a la vida” .  Sin embargo, ¿quién conoce que dicha privación es un fundamento para el bien y a la vez una fuga a los tormentos sino la misma razón? ¿Quién determina a fuerza de decisión el privarse o no sino la voluntad natural que constituye el individuo?, para Schopenhauer la voluntad es el motor neurodinámico pero inconsciente de la vida, la que impulsa hacia el futuro correspondiente a la condición natural que posee en la objetivación humana, el combustible del futuro “es”, función orgánica de dos elementos esenciales: la voluntad y la Razón. 
Para él la renuncia al placer forma parte de la posibilidad de concentrarse en sus reflexiones (razón) aunque el cuerpo (voluntad objetivada), lo instintivo, imponga olvidarse de ello requiriendo de un gran esfuerzo intelectual.
Si bien ambos conceptos (voluntad-razón humanas) son necesarios móviles, es patente que la renuncia conlleve a un mayor comprometimiento con la ciencia, aunque de aquí surja la idea de pasión por la ciencia donde se sintetiza la voluntad y la razón ordenando dicha actividad la segunda. Recordamos – a través de esta especificidad aparentemente sencilla- pocos hombres de ciencia que no renunciaron a placeres, a la satisfacción de necesidades básicas hasta vivir en la más paupérrima pobreza, a ellos debe la ciencia que no solo es fundamento de la razón sino también de la voluntad.
A partir de la propuesta del pensador podemos conocer este proceso sustancial que forma esencia en el hombre común y científico, la Voluntady la Razón,reconociendo de antemano que no parte del objeto ni del sujeto sino de la representación para comprender el mundo real, fuente del conocimiento sin dejar de reconocer ni poner en duda que el mismo exista. En fin, el objetivo que nos hemos propuesto en esta investigación es Valorar la relación voluntad-razón desde la complejidad de la obra “El mundo como voluntad y representación”, definiendo la esencialidad de la concepción filosófica en Arthur Schopenhauer.

No hay comentarios: