"Cuando aceptamos al hombre tal como es, lo hacemos peor; cuando lo aceptamos como si fuera ya o que debería ser, le ayudamos a serlo." Goethe
Es posible que conozcan ya la historia que me agrada mucho contar a mis audiencias porque prueba lo mucho que ayuda a "engrandecer el sentido del sufrimiento". Un médico ya mayor acudió a mi consulta en Viena, porque no podía liberarse de una profunda depresión que se debía a la muerte de su esposa. Le pregunté: "¿Qué habría ocurrido, doctor, si usted hubiera muerto primero y su esposa hubiera tenido que sobrevivirle? A lo que él replicó: "Para ella hubiera sido terrible; ¡cómo habría sufrido!"
Entonces le dije: "Ya ve, doctor, a ella se le ahorrado este sufrimiento, y es usted quien se lo ha ahorrado; pero ahora tiene que pagar por ello sobreviviendo y llorándola." Aquel hombre mayor vio de repente su desgracia bajo una luz nueva y revalorizó su sufrimiento en los términos significativos de un sacrificio por amor a su mujer.
Incluso si esta historia les resulta ya familiar, lo que no saben es un comentario que hizo un psicoanalista americano hace unos cuantos meses. Tras oírme contar el relato, se levantó y dijo: "Entiendo lo que quiere decir, doctor Frankl: sin embargo, si partimos del hecho de que obviamente su paciente sufría tanto por la muerte de su esposa sólo porque inconscientemente la había odiado toda su vida..."
Si quieren ustedes saber mi reacción, aquí la tienen: "Es muy posible que, después de hacer que el paciente esté echado sobre su sofá por más de quinientas horas, usted le haya lavado el cerebro y lo haya adoctrinado hasta el punto de confesar "Sí, doctor, tiene usted razón, he odiado a mi mujer toda la vida, nunca la he querido...", pero entonces, le dije, "lo que habría usted conseguido sería privar a ese hombre mayor del único precioso tesoro que todavía poseía, a saber, ese ideal marital que él se había creado, el verdadero amor entre ambos..., mientras que yo, en un minuto, he conseguido provocar un cambio significativo en su actitud o, déjeme serle franco, en darle consuelo".
Victor Frankl: "Psicoterapia y existencialismo" Herder.
Poeta Negro Poeta negro, te obsesiona un seno de doncella poeta amargo, la vida se agita y arde la ciudad y el cielo se diluye en agua, y tu pluma punza el corazón de la vida. Selva, selva, ojos irisados sobre pináculos que se multiplican hilos de tormenta, los poetas montan caballos, montan perros. Los ojos se enardecen, las lenguas giran el cielo fluye hacia las fosas nasales como una leche azul y nutritiva; estoy atento a sus bocas mujeres, rígidos corazones de vinagre.
Antonin Artaud
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