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Paz y Ciencia

martes, 19 de octubre de 2010

Nueva Psicoterapia

El psicoanálisis clásico contempla la perspectiva del sujeto desde la enfermedad, sólo unos pocos psicoanalistas se han centrado en el potencial de salud y los recursos del paciente para entroncar un análisis o psicoterapia. Winnicott es un claro ejemplo de ello. Para él, "la ausencia de síntomas es el punto de partida para la salud", de allí hay que recorrer el fértil camino de sentirse vivo y pleno, de ser creativo. Él no tenía mucho cariño al concepto de "principio de realidad" de Sigmund Freud, consideraba que la realidad interna era un lugar fértil de reposo y recogimiento que cursaba con problemas cuando los límites con la realidad externa no eran porosos sino inflexibles.
Maslow y Rogers, recogieron aportes de este autor, entre los que hay una rica relación recíproca, el existencialismo y la logoterapia de Frankl también se centra en buscar un sentido a la existencia, encontrar un camino y dar valor y significado a la existencia. Buscar el camino de la esperanza, la ilusión y caminar por ese sendero que llene de bienestar a la persona que ha perdido interés en la vida, confianza en sí misma o en los otros.  Frankl opina que no hay un yo sin un tú, como los interpersonalistas (Sullivan) considera que la identidad del sujeto se forma a través de las relaciones que éste establece en su medio ambiente.
Los instrumentos terapéuticos deben ser amplios, flexibles y amoldados al paciente, el psicoanálisis clásico genera una suerte de imposición de los valores y teoría desde la propia formación, que obliga al candidato a analista a tener un análisis personal (didáctico), que en realidad es un análisis de una persona que puede tener sus angustias y sus pesares como todo humano y además lo compatibiliza con una formación guiada por unas personas que tienen un bagaje teórico determinado y un esquema conceptual de referencia operativo x. Esto, desde luego, influye en el candidato generándose una suerte de superyo institucional que dirige su actividad, esto resta espontaneidad, autenticidad y flexibilidad en el trabajo psicoterápico.
Cuantas más corrientes psicoterápicas se conocen mayor es la caja de herramientas que el terapeuta tiene para aproximarse, conectar e intervenir con el paciente. La tendencia es realizar una psicoterapia integradora que aúne las propuestas conceptuales de los grandes autores de la psicoterapia a lo largo de la historia, pasados y presentes y que se realice un trabajo donde el psicoterapeuta pueda ser genuino y auténtico, donde no haya un falso self profesional sino que la conexión emocional entre los dos miembros del equipo terapéutico, paciente y terapeuta trabajen y elaboren sabiendo cuál es su papel y por donde están transitando.
Por estas razones, en un momento un terapeuta puede intervenir de forma conductual, otra cognitiva, otra psicodinámica, en otra invitar a un paciente al diván o bien analizar desde el prisma de la psicoterapia humanista o gestáltica. Lo que creo que empobrece psíquica e instrumentalmente al terapeuta es encerrarse en un bucle teórico cerrado y dogmático. Es el paciente el que enseña al terapeuta cómo es él, es, a través de la confianza, la constancia y la curiosidad, cómo el paciente desarrolla la capacidad de vincularse con el terapeuta y poder ir trabajando los objetos de sus fantasías y sus angustias, elemento que debe hacerse respetando los tiempos de cada paciente para que el umbral de ansiedad no sobrepase los límites tolerables.
Una psicoterapia es un despliegue que invita a vivir la vida de una forma creativa, plena, llena, fuera de rutinas, repito el "slogan" de Winnicott: "la ausencia de síntomas es el punto de partida". En psicoterapia no trabajamos con el modelo médico, aunque lo integramos y lo entendemos, los síntomas son significantes de un dolor que está atravesado en la historia del sujeto, en sus relaciones, en sus pensamientos, en sus sentimientos, en sus actitudes, en sus fantasías y en sus sueños.
La relación que se establece con un psicoterapeuta es algo inefable, sólo una persona que lo ha vivido puede describirla, es algo liberador donde hay períodos de angustia y supone descubrirse (quitarse las máscaras) y acercarse a la realidad externa desde otra perspectiva. La psicoterapia es salud y se realiza a través de la palabra y las emociones.
Invito a que los nuevos terapeutas se especialicen en diversas escuelas, que elijan las que mejor se ensamblen con su personalidad y que trabajen y las escojan en función del "timing" de la sesión y de las características del paciente. Sería un error grosero invitar a una persona que está en crisis al diván sin hacer una labor previa de contención y sostén emocional para prepararlo a que elabore y profundice en esa difícil y fértil tarea que es el psicoanálisis de diván, donde las coordenadas espaciales son distintas, el contacto ocular con el analista se pierde y las fantasías, a través de la asociación libre, emergen desde el inconsciente para que la labor interpretativa del analista de sentido y reciprocidad, así como esclarecimiento a esas vivencias íntimas.

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