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Paz y Ciencia

jueves, 28 de octubre de 2010

Neurosis Colectivas de la Actualidad

Neurosis Colectivas de la Actualidad

Stern cuando decía: "Por desgracia, la filosofía reductiva es la parte más aclamada del pensamiento analítico. Armoniza excelentemente con aquella típica mediocridad <>, que se asocia al desprecio por lo todo lo espiritual". Bien, al desprecio por todo cuanto pertenece al espíritu y a la religión en particular, llega con suma facilidad el neurótico promedio con ayuad de un psicoanálisis mal entendido. Con todos los respetos debidos al genio de Sigmund Freud y a sus logros pioneros, no debemos cerrar los ojos ante el hecho de que Freud mismo fue una criatura de su tiempo, para nada independiente del espíritu de su época. Las ideas de Freud sobre la religión en cuanto ilusión o neurosis obsesiva y sobre Dios en cuanto imagen paterna no eran sino una expresión de este espíritu. Pero incluso hoy día, transcurridas ya varias décadas, no debe desestimarse el peligro del que nos advierte Karl Stern. Con todo, tampoco era Freud el tipo de hombre que menospreciara todo lo que fuera espiritual y moral. ¿No decía acaso que el hombre era, no sólo más inmoral de lo que él mismo creía a menudo, sino también mucho más moral de lo que él creía? Me gustaría completar esta fórmula añadiendo que el hombre es a menudo mucho más religioso de lo que él sospecha. No quisiera excluir de esta regla ni siquiera al mismo Freud. En última instancia, fue él quien es cierta ocasión se refirió a "nuestro Dios Logos. [...]

[...] Acabo de referirme al nihilismo. En este sentido desearía señalar que el nihilismo no es aquella filosofía que dice que sólo la nada existe, nihil, y que, por tanto, no hay Ser; el nihilismo es esa actitud hacia la vida que dice que el Ser, y sobre todo la propia existencia, carecen de sentido. Pero, aparte de este nihilismo teórico y académico, hay también un nihilismo práctico, por así decir, el nihilismo "vivido": hay gente -y esto es hoy día mucho más manifiesto que nunca- que es incapaz de ver sentido en su existencia y, por tanto, piensa que no tiene valor alguno.
En lo más profunfo de, en mi opinión, al hombre no lo dominan ni la voluntad de placer ni la voluntad de poder, sino lo que yo llamo la voluntad de sentido: su esfuerzo y su lucha profundamente arraigados por un sentido úlitmo y elevado de su existencia. Esta voluntad de sentido puede frustrarse. Llamo a esta situación frustración existencial y la contrapongo a la frustración sexual, tan a menudo incriminada como etiología de las neurosis.
Cada época tiene sus neurosis y cada época necesita su propia psicoterapia. La frustración existencial desempeña hoy día, a mi entender, un gran papel en la formación de neurosis, tal como anteriormente hizola sexual. Una neurosis noógen, esto es, aquella cuyas raíces no son complejos y traumas psicológicos, sino problemas espirituales, conflictos morales y crisis existenciales, requiere en calidad de neurosis espiritualmente enraizada, una psicoterapia centrada en el espíritu; es la psicoterapia en un sentido  más restringido del término. Sin embargo, la logoterapia resulta también indicadad en numerosos casos neuróticos cuyo origen no es noógeno, sino psicógeno.

Victor E. Frankl: "Psicoterapia y Existencialismo" , Herder. Capítulo X Neurosis Colectivas de la Actualidad.

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