Tiempo que dice
De tiempo somos.
Somos sus pies y sus bocas.
A la corta o a la larga, ya se sabe, los vientos del tiempo borrarán las huellas.
¿Travesía de la nada, pasos de nadie? Las bocas del tiempo cuentan el viaje.
Los siete pecados capitales
De rodillas en el confesionario, un arrepentido admitió que era culpable de avaricia, gula, lujuria, pereza, envidia, soberbia e ira.
Jamás me confesé. Yo no quería que ustedes, los curas, gozaran más que yo con mis pecados, y por avaricia me los guardé.
¿Gula? Desde la primera vez que la vi, confieso, el canibalismo no me pareció tal mal.
¿Se llama lujuria eso de entrar en alguien y perderse allí adentro y nunca más salir?
Esa mujer era lo único en el mundo que no me daba pereza.
Yo sentía envidia. Envidia de mí. Lo confieso. Y confieso que después cometí la soberbia de creer que ella era yo.
Y quise romper ese espejo, loco de ira, cuando no me vi.
2 comentarios:
Como todo en el mundo, yo he de morir un día
y el viento de la muerte me va a secar el llanto.
Traspasaré la ruta, penetraré en lo eterno,
y al fin el gran secreto se mostrará a mis ojos.
No llevaré a mi tumba mi traje azul celeste
y no va importar nada si llevo el reloj puesto.
Verán pasar mi entierro ojos indiferentes
y la ciudad entera olvidará mi nombre
Vuestro amigo, es la respuesta a vuestras necesidades.
Es vuestro campo, que sembrais con amor,
y cosechais con gratitud.
Y es vuestra mesa,
y el fuego de vuestro hogar.
Porque acudís a él para saciar vuestra hambre.
y lo buscais en procura de paz.
Cuando vuestro amigo revela sus pensamientos,
no temeis el " no " en vuestra propia mente,
ni reteneís el " sí ".
Y cuando el guarda silencio,
vuestro corazón no cesa de escuchar a su corazón.
Porque en la Amistad,
todos los pensamientos,
todos los deseos,
todas las expectativas,
nacen sin palabras,
y son compartidas con callado gozo.
Cuando os separais de vuestro amigo,
lo haceis sin aflixión.
Porque lo que más amais en él,
puede ser más diáfano aún en su ausencia,
como para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.
Y dejad que en la Amistad
no exista otro propósito
que el de profundizar el espíritu.
Porque el amor que busca otra cosa,
que no sea la revelación de su propio misterio,
no es amor, sino una red tendida,
y solamente lo inútil es pecado.
Y procurad que lo mejor de vosotros,
sea para vuestro amigo.
Si debe conocer vuestra bajamar,
dejadlo conocer también vuestra pleamar.
Porque ¿qué amigo es aquél
que tuvierais que buscar para matar las horas?
Buscadlo con horas para vivir.
Porque es misión suya
llenar vuestras necesidades,
pero no vuestra vaciedad.
Y, que en la dulzura de la amistad
haya lugar para la risa, y,
para los placeres compartidos.
Porque en el rocío de las pequeñas cosas,
el corazón encuentra su mañana,
y, toma su frescura.
Azu. Intentaré encontrar el final del anterior. te lo prometo rodrigo y perdona lo pesada que no consigo de ser.
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