El diagnóstico es algo descriptivo que poco dice de la persona, del sujeto deseante y pensante al que se refiere. El paciente que busca un diagnóstico para rearmar su identidad o aquel que se refugia en su diagnóstico para excusar su comportamiento está realizando una maniobra peligrosa.
El diagnóstico es un instrumento psiquiátrico, poco práctico para la psicoterapia, porque circunscribe al sujeto en una categoría que está muy lejos de corresponder con su "noumenon", con la cosa en sí, con lo que en esencia y en realidad es.
El instrumento psiquiátrico es el piano y el paciente que se refugia en el diagnóstico o busca desesperadamente una categoría para identificarse está dando cabezazos al piano y sale ruido. Esto produce desconcierto y confusión.
En esta confusión de lenguas hay que añadir que cada profesional tiene su marco de referencia, con lo que puede recibir varios diagnósticos. Por otro lado hay que decir que la personalidad es dinámica por lo que, según el concepto de patoplastia, el paciente puede recibir distintos diagnósticos y tratamientos farmacológicos en función del momento de su clínica.
La clínica estructural procura manejarse con otra dimensión, distinta al enfoque de los síntomas, signos y rasgos.
Cuando un paciente busca desesperadamente un diagnóstico hay que pensar en un problema en su identidad, la RAE nos dice lo siguiente con respecto al término:
(Del b. lat. identĭtas, -ātis).
1. f. Cualidad de idéntico.
2. f. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.
3. f. Conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás.
4. f. Hecho de ser alguien o algo el mismo que se supone o se busca.
5. f. Mat. Igualdad algebraica que se verifica siempre, cualquiera que sea el valor de sus variables.
Así pues, se trata de un concepto que tiene raigambre en las actitudes y sentimientos de la persona, un concepto que busca el sujeto para encontrar un sentido a su existencia, un valor a su vida, llenar un vacío identitario, es algo que hay que trabajar y cuya resolución recorre el crecimiento mental y la maduración emocional de una persona, trasciende los tratamientos sintomáticos y conductuales y recurre a saberse y pensarse con base a una relación sólida con la realidad psíquica y la realidad externa.
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