sábado, 25 de enero de 2020
Las penas
La pena es una manera muy común de expresar los miedos que se sienten, tanto si son relativos al dolor, al desarrollo, a la incomprensión, a la impotencia, a los pesares o a la frustración. La palabra pena es sinónimo de disgusto, y el ser humano posee un instinto innato que le empuja a evitar cualquier disgusto, así como los malestares que comportan. Los elementos desagradables por excelencia son el dolor físico, los malestares corporales creados por el hambre, la sed, el frío o el calor intensos, la sensación de estar aislado o ser menospreciado, y la privación. Todos esos factores implican mucho disgusto y, por tanto, aflicciones.
Cuando empiezan a asistir al colegio, los niños aprenden rápidamente a interiorizar sus emociones, pues los accesos de alegría o pena son mal tolerados por los profesores, que tienen a su cargo bastantes niños. Estos deben pues integrarse en la masa sin sobresaltos. Aprenden así a reprimir sus emociones, lo cual no es malo en sí mismo, a condición de que puedan expresarlas en otro lugar.
Un niño de 5 o 6 años puede mostrar tristeza sin que ésta vaya acompañada de llantos, pero será detectable a través de cierta melancolía e incluso podrá manifestarse a través de una hiperactividad más o menos acentuada. Esas son señales que piden que se les escuche y requieren una intervención que tenga por objeto hacerles verbalizar el malestar e identificar la pena presente.
Web de Rodrigo Córdoba Sanz
www.psicoletra.com
Rodrigo Córdoba. Psicólogo Col.: A-1324 Sanitario.
Tfno.: 653 379 269
Dirección: Gran Vía 32, 3º Izqda. 50.005
Etiquetas:
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