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Paz y Ciencia

jueves, 23 de enero de 2020

Humor con prudencia y sensatez



Para algunos pacientes y terapeutas cognitivos, el humor constituye un instrumento muy útil. Varios autores han subrayado la importancia del humor en otras formas de psicoterapia.

El humor resulta especialmente útil cuando es espontáneo, cuando permite al paciente observar con objetividad sus pensamientos o ideas y cuando se presenta de tal modo que el paciente no piense que lo están despreciando o ridiculizando.

El terapeuta puede servirse de un ejemplo hipotético para exagerar una determinada postura del paciente. La exageración puede poner de manifiesto lo poco razonable o inadecuado que es el pensamiento del paciente. Este puede llegar a reírse abiertamente de los aspectos incongruentes de sus creencias.

Gracias al humor, el terapeuta puede reorganizar o desentumecer el sistema de creRencias del paciente sin atacar directamente una creencia determinada. El terapeuta indirectamente, puede suscitar dudas sobre las afirmaciones del paciente sin tener que discutir todos y cada uno de los argumentos a favor y en contra de una determinada idea. En este sentido, el terapeuta puede servirse del humor para provocar una disonancia cognitiva, y, en consecuencia, para hacer que el paciente busque explicaciones o ideas alternativas más adaptativas.

De nuevo, se hacen necesarias unas palabras de advertencia. En primer lugar, sencillamente ocurre que algunos terapeutas no poseen un sentido del humor espontáneo. Como sucede en otras muchas técnicas terapéuticas, no todos los terapeutas pueden valerse del humor. En segundo lugar, incluso aunque el paciente ría o sonría, es importante determinar si ha interpretado la broma en un sentido negativo. Así, podrían buscarse y corregirse las posibles interpretaciones inadecuadas. En tercer lugar, el terapeuta debe tener muy claro que el objeto del humor son los pensamientos o ideas del paciente -nunca el paciente en sí. Es más, se necesita una cierta capacidad de juicio para seleccionar qué pensamientos son apropiados para ser objeto de una broma. Algunos pacientes están tan convencidos de la validez de ciertas ideas que bromear acerca de ellas podría ser perjudicial y llegar a debilitar la relación terapéutica.


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Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Col.: A-1324
Teléfono: 653 379 269




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