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Paz y Ciencia

lunes, 15 de agosto de 2016

Lacan y Sócrates

El psicoanálisis, sobre todo el lacaniano, ha desarrollado el arte del interrogarse, el sostenimiento de una pregunta como un enigma, en el que el propio sostenimiento de la pregunta marca un lugar en el centro, como una estaca clavada en la tierra sobre el cual fueran revoloteando al aire las respuestas, a sabiendas de que su función es poner simbólico lo imaginario, dando por sentado que lo Real es indecible y por lo tanto inaccesible.
Albert Rams

"Se habla de Sócrates como un hombre [extrañísimo]: atopotatos, o sea, jugando con el sentido literal de la palabra, extremadamente sin lugar, fuera de lugar en extremo, desubicadísimo. Sócrates, en efecto, no se coloca en ningún lugar, en ninguno de los lugares en el que se lo espera. Desearía mostrar, mediante un análisis de esta desubicación, que los tres conocidos aspectos del método socrático -La ironía, la refutación y la mayéutica- son fugas o huidas de los tres lugares en los que el interlocutor pretende {ubicarlo}: el lugar del saber, el lugar del modelo, el lugar del amor". Llamo la atención sobre la connotación musical de la palabra elegida ya que, en música, la fuga (cuyas distintas voces, al aparecer, dan la impresión de huída) es la expresión más refinada del estilo contrapuntístico, lo que nos trae, otra vez, diálogos".
Lasala, M.: Sócrates y el arte de la fuga

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