o<p>Es un hecho irreparable que un entorno familiar, protector y estimulante facilita en todas las criaturas la formación de una representación mental saludable de sí mismas, la sensación gratificante de pertenencia a un grupo y la empatía, esa excelente aptitud para ponerse con afecto y comprensión en las circunstancias ajenas. Por el contrario, condiciones nocivas de aborrecimiento, incertidumbre y abandono tienden a fomentar en los menores la suspicacia hacia los otros, el pesimismo, el aislamiento afectivo y, en definitiva, la infelicidad.
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