martes, 29 de mayo de 2012
Una Historia Hermosa
"¡Cuánta energía se ha desperdiciado en pensamientos inútiles acerca del pasado: por añorar ociosamente días de antaño, por arrepentimiento y remordimientos vanos, y por la repetición sin sentido y ruidosa, en palabras o pensamientos, de todas las banalidades del pasado! De igual futilidad es gran parte del pensamiento que se le da al futuro: esperanzas vanas, planes fantásticos y sueños vacíos, temores infundados y preocupaciones inútiles." (Nyaponika Thera 1962).
"No vuelvas a prestarle atención a las cosas que ya pasaron, y para el futuro no abrigues esperanzas vanas: El pasado fue dejado atrás por ti, el futuro aún no ha llegado. Pero quien con visión clara puede ver el presente que está aquí y ahora, tal sabio debería aspirar a ganar lo que no puede perderse ni hacerse flaquear". Citado por Claudio Naranjo.
Un buscador interroga a un maestro zen acerca de la naturaleza de la iluminación:
_Maestro, por curiosidad, ¿qué hacía usted antes de su iluminación?
_Cortaba y acarreaba leña para el fogón y traía agua del pozo. _Responde el maestro.
_Ahá, una vida simple y laboriosa. Y ahora que se ha iluminado, su vida debe haber cambiado mucho... debe estar dedicado a la meditación, la oración, el contacto con realidades trascendentes... ¿qué es lo que hace ahora?
_Corto y acarreo leña para el fogón y traigo agua del pozo. _Responde imperturbable el maestro.
_Pero, maestro, no comprendo _dice el discípulo, confundido_ ¿Acaso la iluminación no transformó su vida? Yo habría supuesto que usted estaría dedicado a otras actividades.
_Claro que no comprendes _le responde el maestro. _Lo que cambia no es lo que haces _a menos que antes te dedicaras a cosas muy ajenas a tu naturaleza_; lo que cambia es la cualidad de lo que haces.
_¿A qué se refiere con eso? _Pregunta el discípulo, intentando comprender.
_Es algo muy simple, en realidad... para nada misterioso o sobrenatural. Antes, cuando cortaba y acarreaba leña, por ejemplo, mi cabeza estaba en cualquier otra parte: quizás soñando con la iluminación, quizás irritado por tener que realizar actividades tan innobles, quizás esforzándome por ser humilde y por aceptar la situación, quizás enfrascado en remordimientos o fantasías respecto a situaciones con otras personas, etcétera.
Ahora, cuando corto y acarreo leña y traigo agua del pozo, simplemente estoy ahí, en lo que estoy haciendo, sin un propósito ulterior. No tengo deseos de estar en otra parte ni dejo que mi mente me lleve de la nariz a donde le plazca. Y eso tan simple cambia todo de raíz.
"El vivir-en-el-momento, en contraste con otras técnicas terapéuticas, parece una prescripción perfectamente apropiada para la vida".(Claudio Naranjo).
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