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Paz y Ciencia

domingo, 21 de agosto de 2016

Posesión recíproca de la pareja

La propiedad absoluta sobre el otro, noviazgo, como matrimonio, ha hecho posible que cada cual plantee la vida de la pareja como una propiedad absoluta sobre el otro.
La existencia de un instinto de propiedad me parece insostenible, en primer lugar porque se trata de algo excesivamente  estructurado como para conferirle el carácter de un radical instintivo. En segundo lugar, porque el concepto mismo mismo de instinto está sujeto a numerosas revisiones y críticas. Mientras tanto, parece plausible adscribirse al sentido de propiedad sobre el otro, que compone el partenaire, el carácter de algo aprendido.
"Mi hombre", "Mi mujer", dejan claro un sentimiento de propiedad.
El nosotros es, simplemente, un "mío plural", de manera que apenas si se proyecta por fuera del propio grupo, de esos que son "los míos". Este "nosotros", de escasa relevancia colectiva, es muy característico de las culturas de clases, castas, grupos sociales, etc. En casos tales, los otros que me importan no son los demás, sino "mis otros". (...)
Ahora bien, de que el niño emerja con su narcisismo primario, en forma de instinto de conservación, no se tiene por qué concluir que el sentido de propiedad que luego manifiesta sea una derivación obligada de aquél.
Cuando este sentido de la propiedad se proyecta sobre personas cosifican a éstas, hacen de la relación interpersonal, una relación reificada, bajo la cual puede más el sentido posesivo sobre el otro que el de la donación o el de la mera constitución como persona.

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