La escucha en terapia siempre es interior y exterior. Veamos como lo plantea Francisco Peñarrubia desde su gran y precisa experiencia. Rodrigo Córdoba Sanz
La primera es la capacidad del escuchador de mirarse hacia dentro, de tomar conciencia de sí y atender a los procesos que le despiertan (...).
Esa escucha interior no tiene por qué interferir la atención al otro, más bien es un excelente método de acompañamiento, un usarse a sí mismo...
La segunda, por el contrario, supone un afinamiento sensorial: (es) mantener abiertos todos los sentidos para una mejor captación del otro. Además de qué dice, importa cómo lo dice.
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