Prácticamente entre el Yo normal y el anormal sólo hay diferencias cuantitativas. Todo Yo es un Yo alterado de alguna manera. Así en 1936, le es posible escribir estas palabras, que cualquier psiquiatra o psicólogo advertido no puede ya rechazar sin más:
"... Un yo normal de esta clase es, como la normalidad en general, una ficción ideal. Toda persona normal es de hecho solamente normal en cuanto pertenece a la media. Su Yo se aproxima al del psicótico en uno u otro aspecto y en mayor o menor cantidad; y el grado de su alejamiento de un extremo de la serie y de su proximidad al otro nos proporcionará una medida provisional de lo que hemos llamado con tanta imprecisión alteración del Yo".
lunes, 8 de agosto de 2016
Pesimismo Freudiano
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