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Paz y Ciencia

martes, 8 de marzo de 2016

La vida de una niña de 4 años

Cada vez que María se despertaba con sus cuatro años iba a la cama de sus padres para dormir con ellos. Esperaba el momento para ser abrazada a su madre. Su mamá, Julia, había dejado a cargo de los abuelos a los dos meses a María por necesidades de la empresa.
María no podía reprimir la necesidad de ser cuidada, abrazada y cobijada.
Julia me dijo que se sentía como su hija. Que se identificaba con ella, con sus fantasmas e inseguridades.
A partir de ese momento, cuando María, asustada, les pedía atención, Julia, voluntariamente, abrazaba a su hija en la cama y ambas dormían mejor.

Rodrigo Córdoba Sanz.
Sobre un texto de Laura Gutman: Dormir con los hijos. "El niño que fui, el adulto que soy" De RBA

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