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Paz y Ciencia

domingo, 6 de marzo de 2016

La roca tallada



Sara y Jesús se conocieron en los bares. Sus primeros años de noviazgo fueron maravillosos. Ella tuvo que salir de un ambiente hostil. Su padre estaba enfermo y era violento en ocasiones. Así que decidió obtener una beca para salir del hogar y estudiar fuera. Estudió muchísimo para ello y, finalmente, lo consiguió.
Sara fue a vivir a la ciudad donde vivía su pareja. Se habían enamorado hablando de política e historia. Ella era historiadora y Jesús matemático.
Ambos tenían talento y una buena capacidad para conocer, les apasionaba la naturaleza y tenían un color humanista que transgredía en ocasiones el "establishment".

Sara siempre había sido un poco melancólica, en ocasiones también explotaba. Jesús que solo entendía de ordenadores y sus investigaciones en historia y política por herencia de su padre, se quedaba perplejo ante dichas conductas tan fluctuantes pero habían pasado a integrarse en la pareja como una divertida montaña rusa de pasiones.

Sara llevaba visitando a un psicólogo hace muchos años y de vez en cuando a una psiquiatra, ambos muy cariñosos con ella.
Un día Sara tuvo un brote psicótico y su actitud errante y discurso extraño asustaron a Jesús que no podía entender nada. Él le dijo, "nos vemos en los bares" y ahí terminó la relación con pena por ambas partes.

Volvieron un tiempo después, cuando la marea había pasado y se casaron. Él quería tallar esa roca que veía sufrir y hacer algo bello para los dos. Sus esfuerzos consiguieron grandes cosas.
Un día Sara, se encontraba especialmente mal y estaba sola en casa. Llamó a Urgencias y la ambulancia le llevó al hospital.

Allí un médico de urgencias determinó que estaba en fase maníaca, lo que suponía que tenía un Trastorno Bipolar, esto le condujo al primer ingreso, aunque, desgraciadamente, hubo más, aún con el apoyo de la familia de Jesús. Jesús se documentó y vio que estos trastornos no se detectan hasta los 8 años de media de evolución. Francamente desolador. Su noviazgo y boda habían sido jugar con fuego.

El seguimiento por los profesionales y el arrojo de Sara, siempre respaldada por Jesús, les hizo seguir adelante. Ambos lucharon juntos, aunque la conducta de Sara era cada vez más extraña, imprevisible, iracunda y volátil.
Aún siendo así, decidieron tener hijos, tuvieron gemelos y Sara era una excelente madre. Desgraciadaente, por la separación tras la baja maternal y las vacaciones encadenadas volvió al trabajo; esta vez a media jornada.

Su paisaje era más enraizado, aunque la relación y con la aparición y necesidades de los gemelos Sara se descompensó en alguna otra ocasión.

Jesús se creía el mejor médico y psicólogo. Tal vez fuera así. Pero Sara nunca pudo ser tallada como Jesús deseaba. La enfermedad se había apoderado de los dos, de la familia y del hogar.
Lamentablemente, esta atmósfera era perniciosa para las criaturas, tan dependientes del cariño y abrigo de una base segura.

Rodrigo Córdoba Sanz
Psicólogo y Psicoterapeuta
Nº Col.: A-1324


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