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Paz y Ciencia

martes, 15 de marzo de 2016

El último viaje

El corazón se para, pero la conciencia continúa. El viaje que cuentan las personas que han tenido una "experiencia cercana a la muerte" sugiere que seguimos existiendo más allá del plano material.
Jordi Pigem Escritor

Cuando los médicos hablan con personas que han estado cercanas a la muerte o una situación de peligro inminente, se sorprenden de experiencias que remiten a extraordinario fenómenos que no se pueden explicar desde la Ciencia.
El 4 por ciento de la población de Alemania y Estados Unidos dice haber vivido haber vivido este tipo de experiencias. Hay muchas preguntas. La buena Ciencia plantea preguntas. Por ejemplo, alucinaciones.

Nuestra manera de entender la vida es inseparable de nuestra manera de entender la muerte. A través de los siglos, las diferentes religiones han expresado sus visiones de lo que nos espera al otro lado.
Un rasgo común a todas ellas -que también es habitual en todas las culturas indígenas- es la idea de que la conciencia continúa activa de alguna forma después de la muerte, a menudo para volver a encarnarse en un nuevo ser, en una nueva vida.
La experiencia que relatan estas personas es un destello de luz cegador (como la escena que hace más de cinco siglos pintó El Bosco en su composición Visión del más allá). La presencia de un ser luminoso y bondadoso.
La experiencia es distinta según la cultura. Está experiencia es difícil de contar y muchos que la tienen prefieren no repararla.
Más sorprendente aún es que las personas ciegas tienen semejantes experiencias tras su muerte clínica. Del mismo modo las personas sordas recuerdan lo que se decía a su alrededor.
Otras refieren haberse encontrado con familiares fallecidos. Las experiencias son muy distintas.

Un número creciente de indicios sugiere que la conciencia es una realidad más fundamental que la materia.

Como semana el Dalai Lama, "sería poco práctico no estudiar estos temas con sumo cuidado y no desarrollar métodos para tratar con la muerte y el motor de una manera hábil, compasiva y humana.

Las personas que experimentan un ECM pierden el miedo a la muerte y adquieren la convicción de que la vida tiene sentido.

Existe literatura al respecto y experiencias explicadas con detalles a los médicos pero, sin embargo, no ha llegado a pasar más allá de la psicología transpersonal y el silencio de algunos médicos.

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