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Paz y Ciencia

jueves, 14 de enero de 2016

Transferencia y Contratransferencia

Lo primero que debo decir es que el analista debe estar más sano que el analizando.
En eso consiste la contratransferencia. En devolver el material digerido al analizando. Al decir de Bion: elementos beta a elementos alfa.
Si el analista resuena con el analizado debe ser supervisado y/o analizado.
La transferencia es el proceso contrario. El analizando traspasa las barreras psíquicas del analista con vómitos. Melanie Klein le llamaba a esto junto a Donald Meltzer: pecho inodoro.
En otros casos no es así, por ejemplo, hay transferencias eróticas. Las que tuvo la analista histérica Andrea-Lou Salomé. Extasió al mismo Freud, a Nietzsche y a Rilke entre otros.
La transferencia es en definitiva lo que sucede en el espacio intersubjetivo. La relación terapéutica y la alianza terapéutica. Está última de tintes más contractuales.
La transferencia amorosa ha sido vilipendiada, llevándola a una mala praxis. Sin embargo este tipo de relación es más cercana, más humana y más auténtica.
En ocasiones el paciente se enamora del terapeuta. Eso es otra cosa. Hay posturas diversas. Los más heterodoxos piensan que puede canalizar el proceso. Otros, que hay que derivar al paciente y supervisarse. Opinión más escolástica.
La relación terapéutica, a mi humilde parecer, y siguiendo a Winnicott, consiste en un en encuentro creativo. El objetivo, por tanto es que se pueda instalar la creatividad en la existencia del sujeto.
Rodrigo Córdoba Sanz
Psicólogo Sanitario
653 379 269

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