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Paz y Ciencia

jueves, 16 de septiembre de 2010

Labordeta



Labordeta, icono de la cultura aragonesa, defensor de la libertad, profesor, poeta, cantautor, político y una entrañable persona con la que todo aragonés querría tomarse una caña está pasando por la fase final del cáncer. Este señor que tuvo el coraje de mandar "a la mierda" a los que no le dejaban hablar en su etapa de político de Chunta Aragonesista ha sido presa del cáncer. Lleva años luchando y ahora creo que es el momento de lanzar un grito de esperanza al viento para que nos oigan. Como decía Margaret Mead: "No dudes jamás de la capacidad de un grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos para cambiar el mundo. De hecho, siempre ha sido así."
Les dejo con un "himno" de estas tierras y con un poema de su hermano.




Poema La Voz Del Poeta de Miguel Labordeta


En lo alto del Faro,
viendo ir y venir
a las pobres gentes en sus navegaciones de un día.
En lo alto del Faro,
contemplando el abismo de las criaturas y el vértigo de los astros.
En lo alto del Faro,
escuchando llegar a los rostros futuros
y oyendo en lo hondo de las aguas las voces de los muertos.
En lo alto del Faro,
amando,
sabiendo que el amor es un fracaso,
y cantando,
sabiendo que su canto no ha de ser comprendido.
Vestirse, alimentarse,
ganarse el pan de cada día,
discutir de las cosas banales,
endomingarse como cada cual
y hacer el amor a una dulce estudiante,
como cualquier empleado de Banca.

Y sin embargo,
velar largamente en duelo,
oír en los silencios el ritmo pavoroso de los tiempos,
acariciar la marea de las edades inmensas,
rompiéndose en quejidos y maravillosas melodías
contra el humilde corazón infortunado
en lo alto del Faro.
En lo alto del Faro,
mientras todos se emborrachan en los festines,
o corroen su envidia en las duras jornadas de trabajo,
o acaso buscan sus puñales secretos
para degollar al niño desconsolado que ellos fueron,
la mirada rauda de visiones
persigue el rumbo, en intemperie desconsolada y altiva
de los navíos futuros.
Y preguntar a la sangre el porqué del olvido
e indagar las primaveras que nacen del sollozo terrestre
y la melancolía que hila el atardecer solitario de los cielos.
Acariciándolo todo, destruyéndolo todo,
hundiendo su cabeza de espada en el pasmo del Ser
sabiendo de antemano que nada es la respuesta.
En lo alto del Faro.
La voz del poeta.
Incansable holocausto.

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