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Paz y Ciencia

jueves, 9 de septiembre de 2010

Depresión, cogniciones, implicación



Las depresiones que se presentan en la clínica, a veces, son producto de una situación deseperada de intentos de salir de ese "pozo". La depresión se va cristalizando, y haciéndose más resistente. El paciente está más desesperanzado y más grave, lo cual dificulta la conexión con el terapeuta y perjudica el pronóstico. Se da lo que dicen los terapeutas estratégicos el hacer "más de lo mismo". La compulsión a la repetición freudiana.
Estas depresiones resistentes se fraguan debido a diversos motivos, a veces pueden tener un precipitante externo que en sintonía con el mundo interno del paciente va fraguándose un conflicto duradero.
La depresión distorsiona la realidad, es como llevar unas gafas mal graduadas o como entrar en esa sala de espejos distorsionados, donde lo que ve la persona está atravesado de una lente deformada. Los pensamientos y percepciones del afectado suelen ir en relación con la propia depresión, por ejemplo, si una persona se siente delgada y con mal aliento, la interpretación que hace de la realidad (que no es la realidad misma pero sí la realidad psíquica o subjetiva) está distorsionada. Esto lo han trabajado muy bien los psicólogos cognitivos y también Carlos Castilla del Pino, quien trabajó con un amplio rango de teorías.
La psicología cognitiva, donde podemos citar a Beck y Freeman habla de errores cognitivos, distorsiones cognitivos, también Young hizo propuestas interesantes al respecto.
Ahora tras lo que fue el modelo que propuso en "Teoría de la comunicación", Paul Watzlawick y otros, ha seguido ese enfoque de "Psicosoluciones" mediante estrategias y técnicas paradójicas Giorgio Nardona, quien ha participado en ponencias y cursos en Barcelona. Sus libros son fáciles de adquirir y tienen sentido desde el punto de vista del terapeuta quien a veces puede pensar que son maniobras demasiado simples o superficiales en función de su modelo de trabajo.
Estaba hablando del componente cognitivo de la depresión. Una depresión puede tener matices psicóticos, cuando es grave y no recibe tratamiento, esto debe tratarse farmacológicamente y a nivel de psicoterapia, el sufrimiento del paciente es mucho y su celo y suspicacia hay que manejarlo con mucho cariño y tacto me atrevería a decir.
Hablando con un compañero me dijo que me implicaba con mis pacientes y que hacía un gran esfuerzo en ayudarles, él me dijo "haz sólo tu trabajo". Su trabajo es la psiquiatría y el mío la psicoterapia, son dos vertientes bien diferentes. En la psiquiatría puede haber más distancia emocional entre paciente y terapeuta pero en psicoterapia el sostener y contener las emociones de una persona deprimida conlleva una cierta cuota de esfuerzo al ponerse en los zapatos del otro y divisar la realidad desde su enfoque, modelo sin el cual no podemos aproximarnos a la forma que tiene de construir la realidad, paso previo hasta ir explorando su biografía y su mundo interno, un mundo privado e íntimo que como decía Castilla del Pino es difícil ed aprehender porque siempre está teñido de la propia subjetividad y tiene un carácter subjetivo. Por tanto se construyen espacios intersubjetivos, espacios transicionales, áreas de juego donde poder poner encima de la mesa y trabajar aquello que produce dolor o angustia a la persona, al margen de los engorrosos síntomas de su cuadro clínico.

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