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Paz y Ciencia

martes, 28 de septiembre de 2010

El ambiente según Jose Antonio Marina


El primer diálogo del niño se da con la madre (les recuerdo que este nombre designa al cuidador principal). La madre acoge al bebé. Es una relación aparentemente íntima, privada, personal. Pero en la madre está presente su propia historia, la cultura a que pertenece, la relación familiar, su situación social y económica. Es gran mediadora entre el niño y su circunstancia, lo que supone que unas veces será un canal de comunicación con el mundo exterior y otras una defensa contra un ambiente que considere peligroso. En el mundo real, los círculos de influencia se amplían. Una crisis económica en el sudeste asiático obliga a cerrar una fábrica de automóviles en Brasil. Usted puede quedarse en paro por un problema de una petrolera rusa. Entornos aparentemente muy lejanos también van a influir en el niño, que vive en un entorno real. En nuestra sociedad, su modo de alimentación -pecho o biberón- va a depender, entre otras cosas, del trabajo de la madre. Que la estructura del mundo laboral tiene una clara influencia en el estilo de crianza es algo tan obvio que resultaría ofensivo explicarlo con detenimiento. Otro ejemplo: nueve de diez agresores tienen sólo estudios primarios o no tienen ningún estudio. Era de esperar, porque una de las funciones de la escuela es desarrollar el autocontrol del niño.
El padre, los hermanos, el resto de la familia, otros niños, los compañeros de colegio, los maestros, los amigos van a ser interlocutores del niño y van a colaborar a su desarrollo. De estas relaciones surgen sentimientos recíprocos. El desarrollo va a depender de las características del niño y de las características del entorno. Bronfenbrenner, un investigador que ha elaborado una teoría ecológica del desarrollo, escribe: "El desarrollo de la persona depende de la variedad y de la complejidad estructural de las actividades que realizan las demás personas que forman parte del campo psicológico del bebé, ya haciéndole participar en una actividad conjunta es probable que surjan sentimientos recíprocos diferenciados y permanentes, que influyan decisivamente en el desarrollo".
En los últimos años ha habido un cambio profundo en la valoración de los elementos que influyen en la valoración de los elementos que influyen en el desarrollo de un niño. El tema ha pasado por la montaña rusa de las modas. Los antiguos griegos creían que la mezcla de humores -es decir, la fisiología- determinaba el carácter. Después vino la moda de la tabula rasa, de la cuartilla en blanco, en la que todo tenía que escribirlo la experiencia y el entorno. Más tarde, entró en tromba la influencia genética. Mediciones cuidadosas distribuyeron la influencia de genes y del entorno: aproximadamente el 50% para cada factor. Pero posteriormente se descubrió que el entorno cambiaba de un niño a otro, incluso entre hermanos. Había que describir un "entorno compartido" y un "entorno exclusivo". En 1987, dos genetistas conductuales, Robert Plomin y Denise Daniels, publicaron un artículo que llamó mucho la atención: "¿Por qué los hijos de una misma familia son tan diferentes entre sí?" Cada vez se empezó a dar más importancia al entorno exclusivo. Harris propone la teoría que llama "socialización del grupo de iguales", en la que defiende que es el grupo de compañeros el que influye más poderosamente en la educación de un niño. Afortunadamente, el porvenir de un niño no depende de una sola influencia. Es un alivio para todos.
Jose Antonio Marina: "Aprender a Vivir". Ariel. Págs. 60-61

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