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Paz y Ciencia

lunes, 5 de diciembre de 2016

Por qué no debemos analizar con nuestro propio ser



"Si se forman analistas es para que haya sujetos tales que en ellos el yo esté ausente. Éste es el ideal del análisis, que,  desde luego, es siempre virtual. Nunca hay un sujeto sin yo, un sujeto plenamente realizado, es esto lo que hay que intentar obtener siempre del sujeto en análisis". Lacan, Seminario 2

Habiendo mencionado la "personalidad" (más específicamente, la diferencia entre interpretar desde la posición del Otro y hacerlo sobre la base de la propia personalidad), consideremos cómo ella se relaciona con lo que Lacan denomina el "ser" en este escrito. 

En La interpretación de los sueños, James Strachey traduce como "el núcleo de nuestro ser".
En ese texto, Freud nos dice que el núcleo de nuestro ser consciente en "mociones de deseos inconscientes". Se trata de los procesos primarios, que nos caracterizan, en primer lugar, en comparación con los procesos secundarios, que sólo llegan a caracterizarnos en el curso de los años y no hacen más que dirigir y desviar los procesos primarios en lugar de sobrescribirlos o erradicarlos. El "núcleo de nuestro ser" consta, por lo tanto de mociones de deseo (gobernadas por el proceso primario) que se retrotraen a la primera infancia y que constituyen nuestros impulsos "primitivos" duraderos.

El término "ser" aparece en el texto de Lacan unas líneas más abajo, cuando cita la concepción de Nacht: "el analista cura menos por lo que dice y hace por lo que es". En el trabajo de Nacht, el ser del analista ("lo que es") es la personalidad del analista. Nacht enfatiza "la importancia de la personalidad del analista", que debe ser "lo más armoniosa y equilibrada posible". Incluso llega a decir que aunque se emprenda una formación analítica, la personalidad no necesariamente se vuelve apta para ser analista, "son necesarios ciertos dotes innatos". En otras palabras, o nacemos con la pasta adecuada o no, y en este último caso, por más análisis que hagamos, no podremos ocupar la posición analítica apropiada. Nacht sostiene, entonces, que sólo cierto tipo de personas, personas con cierto tipo de personalidad, pueden ser analistas. 

Claramente, no hay "ninguna trascendencia en el contexto", es decir, no hay modo de trabajar sobre la base de algo más objetivo, como aquello que aporta el Otro.
Comparemos el trabajo de Nacht con lo que dice Lacan: "Está tanto menos seguro de su acción cuanto que en ella está más interesado en su ser". En otras palabras, cuanto más el analista deja que su personalidad sea su guía, menos seguridad tiene de lo que está haciendo. 

Lacan agrega que el analista "haría mejor en situarse a partir de su falta de personalidad, podríamos decir, a partir de lo que es o del lugar donde se ubica cuando la personalidad se ha ocurrido a un costado: el Otro. Escuchar un lapsus o un murmullo no tiene nada que ver con su ser sino más bien como algo dirigido a otra parte, a algo o alguien más.

Lacan: "Queremos dar a entender que es en la medida de los callejones sin salida encontrados al captar su acción en su autenticidad, como los investigadores, tanto como los grupos, llegan a forzarla en un sentido de poder".

En sus "Trabajos sobre técnica psicoanalítica", Freud nos dice de manera explícita que en ocasiones  hay pacientes "a quienes es preciso consagrarles más tiempo que el promedio de una hora de sesión, es porque ellos pasan la mayor parte de esa hora tratando de romper el hielo, de volverse comunicativos".

Bruce Fink: Lacan a la letra. Gedisa. 2016. Barcelona.

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