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Paz y Ciencia

domingo, 4 de diciembre de 2016

¿Qué quiere decir ocupar el lugar del Otro?



El doble significado de lo que dice el analizante o el significado de algunos de sus lapsus ya están allí, en el Otro. Las personas que no están en el consultorio con ellos podrían escuchar los mismos significados dobles y tal vez adivinar algunos de los significados de los lapsus simplemente leyendo una transcripción. No hay nada oculto en el Otro. El Otro tiene relación con los códigos simbólicos existentes y las interrelaciones entre palabras y frases que operan en un lenguaje.
Los analistas pueden ignorar muchos aspectos de los contextos de los analizantes, y tal vez esto les proporcione una comprensión sesgada de la situación. Deben procurar aprender más acerca de la cultura y la lengua de sus analizantes. Si no lo hacen, dejan que su "información inadecuada" (es decir, un aspecto de su contratransferencia, que Lacan define como "la suma de los prejuicios, de las pasiones, de las dificultades, incluso de la insuficiente información del analista en determinado momento del proceso dialéctico [...], interfiera con el trabajo analítico. Una y otra vez, desconocer al Otro ha llevado a los analistas en la dirección equivocada (el Otro no es la teoría psicoanalítica per se).

El Otro es el nivel en el cual debe ubicarse el analista: escuchar los lapsus, advertir las expresiones idiomáticas y estar atento a los dobles sentidos, todo lo cual puede ser escuchado y entendido por cualquiera que tenga una formación lingüística y analítica apropiada. ¡Escuchar un lapsus tiene poco y nada que ver con la personalidad!  Tiene que ver con adoptar una posición simbólica, en lugar de considerar siempre cómo el analizante lo toma y lo trata como persona: como un objeto bueno o malo, como una figura parental punitiva o como una figura amorosa, etcétera. En otras palabras, tiene que ver con escuchar, no desde la posición del yo o la personalidad, sino desde el lugar privilegiado del Otro.

Quizá, en algún momento haga referencia al Otro (es decir, dice algo evocador u oracular que tiene dos o más significados posibles, aprehensibles prácticamente por cualquiera que hable el mismo lenguaje ) y espere a ver el efecto que tiene en el inconsciente del analizante, ya sea en la forma de una asociación espontánea o de un pensamiento o un sueño producidos con posterioridad. En el otro caso, el analista podría esperar a que el analizante diga algo que involuntariamente tenga más de un sentido y entonces dejar que el . permitir así que resuenen sentidos dobles o triples. En ambos casos, la estrategia fundamental del analista sigue siendo la misma: ubicarse en el análisis no como un yo sino como el Otro. Otro juegue su mano (metáfora del bridge), por ejemplo, al repetir una o más palabras del analizante y puesto que éste es un ideal que nunca se alcanza completamente, el analista debe tratar de evitar, tanto como sea posible, el analista debe evitar que su yo interfiera con su capacidad de ocupar el lugar del Otro.

Bruce Fink: "Lacan a la Letra". Gedisa, 2016. Barcelona.

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