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Paz y Ciencia

jueves, 29 de diciembre de 2016

La sexuación: La contribución de Lacan



¿Qué es la sexuación? El proceso por el cual "elegimos" nuestro modo de ser como femenino o masculino. 
El término "diferencia sexual" no está en el vocabulario de Freud ni de Lacan. Allí donde Freud define las diferencias anatómicas en términos de sus consecuencias psíquicas, Lacan define la posición sexuada en términos de la obtención de un lugar en lo social como sujetos sexuados. Lacan define la posición sexuada en términos de la obtención de un lugar en lo social como sujetos sexuados. Lacan enfatiza que todos somos seres hablantes: hablamos y tenemos un ser. Todo ser humano está sometido a la castración por el lenguaje y la palabra.
Entrar en un sistema de reglas requiere un sacrificio. Para Lacan, lo primario es la limitación impuesta por el lenguaje y la palabra a todos los seres hablantes, en el sentido de que a la motivación del cuerpo (la pulsión freudiana) le es denegada la satisfacción plena. Ello crea un sujeto dividido entre su identidad simbólica y el cuerpo que la soporta: de allí el enigmático sujeto "barrado" de Lacan. Esto rige todas las sociedades, esté dominado por hombres o mujeres, aunque en ciertos discursos históricos de Occidente es el falo lo que ha servido para tal limitación. Lacan llama a esta limitación "función fálica", la de la castración, operativa para ambos sexos por igual, a diferencia de Freud, para quien el pene era primario en cuanto al papel que desempeñaba en la identificación sexual en cuanto al papel que desempeñaba en la identificación sexual del niño o la niña.
El rasgo fundamental del sujeto lacaniano es su alienación a partir de su entrada misma en el lenguaje, un sistema que une tanto como divide. Tan pronto como el sujeto es capturado en la red determinante del significante, queda dividido entre identificaciones fijas y su verdadero ser. El acceso a lo simbólico inevitablemente produce una división en el sujeto entre el moi, el desconocimiento de la conciencia, por un lado, y el je, que sólo aparece en los resquicios de la conciencia, como en los síntomas y los lapsus, por el otro. Para Lacan, la alienación es una condición estructural de la subjetividad per se. La división de la subjetividad  produce una división  sexual y confiere un género simbólico.
Aunque en la década de 1950, Lacan, siguiendo a Freud, se centró en el rol del falo como una marca distintiva entre los sexos, por lo cual el hombre quiere tenerlo y la mujer quiere serlo, luego se basó en una dinámica totalmente distinta. Esta dinámica en modo alguno implica que los dos sexos pueden ser considerados como complementarios, como sostendría el best seller Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus -él está en su "cueva"/ella está en su "hueco".
La diferencia entre tener y ser puede dar dos claros tipos de proporciones sexuadas, pero ello no indica más que modos imaginarios de identificación  por medio de los cuales cada sexo niega la castración.
Renunciar [waive] al falo, en lugar de blandirlo |wave] es el destino de hombres y mujeres por igual. Lacan

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