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Paz y Ciencia

miércoles, 14 de diciembre de 2016

1927 El porvenir de una ilusión



"La pieza más importante del inventario psíquico de una cultura... Son sus representaciones religiosas en el sentido más lato, o, en otras palabras... Sus ilusiones".
Sigmund Freud
"Freud no está lejos de hacer suyas las palabras de Marx: "La religión es el opio de los pueblos". Es lícito, dice, "igualar el el efecto de los consuelos religiosos a los de un narcótico".
Las religiones alimentan una ilusión: todo lo que está bien seguirá estando bien, todo lo que está mal será castigado, un programa cuyo cumplimiento se promete después de la muerte. [...] El texto se aproxima aquí a lo que quizá continúe siendo lo más vivo y actual de su critica. ¿Cuál es la característica de las representaciones religiosas? La de ser dogmas, conjuntos de enunciados sin autor que para cada quien están ya presentes, constituidos de pies a cabeza, y que "demandan creencia".
"Ni siquiera un negador de Dios que tenga la fortuna de pertenecer a una familia medianamente piadosa puede ignorar la fiesta, cuando se lleva a la boca un manjar de Año Nuevo. Puede decirse que la religión, practicada con moderación, favorece la digestión, pero que perjudica cuando hay excesos. (...) Tal vez haya que buscar en esta alianza entre digestión y devoción la razón de la prosperidad física de nuestros curas"perjudicafavorece la digestión y la devoción la razón de la prosperidad física de nuestras culturas"
Por proceder de quien habría de situar el origen de las religiones en la comida rítmica, a estas palabras de juventud no les falta sal. Y marcan, sobre todo, la jubilosa irrespetuosidad del joven Sigmund (tiene 18 años cuando escribe estas líneas), judío laico en una Austria cerradamente católica, al mismo tiempo que dan el tono general de Freud en la materia: "tratar la religión como un asunto humano".
¿En qué consiste la originalidad del aporte de Freud al análisis de las religiones? ¿En haber destacado el fondo proyectivo de las representaciones que las constituyen?
Freud escribe: "Creo, de hecho, que buena parte de la concepción mitológica del mundo, que penetra hasta en las religiones más modernas, no es otra cosa que psicología proyectada al mundo exterior". "Si Dios nos ha hecho a su imagen, nosotros se la hemos devuelto". ¿Por haber descubierto al padre de la infancia a la vez temido y protector, detrás de la figura divina? Es lo que el propio texto religioso manifiesto, "en nombre del padre", da a entender.
"El creyente está protegido en alto grado del peligro de contraer ciertas neurosis, la aceptación de la neurosis universal lo dispensa de la tarea de plasmar una neurosis personal". Neurosis y religión se presentan como dos respuestas de diversa índole.
El hecho de que El porvenir de una ilusión se sitúe, en sus primeras páginas, bajo la salvaguarda dualista del conflicto ("toda cultura debe edificarse sobre una compulsión y una relación de lo pulsional"), no le debe nada al azar, y todo al análisis. Neurosis y religiones son pensadas en una relación de homología estructural.
Desde 1907, "Acciones obsesivas y prácticas religiosas" a "Moisés y la religión monoteísta", pasando, desde luego, por "Tótem y Tabú", el interés de Freud por las religiones jamás fue desmentido: un interés relacionado con la puesta en escena, a escala de la cultura, de lo que el individuo improvisa inconscientemente por su propia cuenta, sobre todo en sus rituales domésticos.
¿Cómo situar El porvenir de una ilusión en ese movimiento general? ¿Cuál es su especifidad?  Freud es un hombre que vuelve a trabajar una y otra vez sus propias elaboraciones: a veces, a riesgo de la repetición, con mayor frecuencia, en beneficio de desplazamientos y revisiones que abren nuevas perspectivas teóricas. Cuando se trata de religiones, su interés predominante se dirige a su psicogénesis. Este aspecto no está ausente del texto de 1927, como tampoco lo está la preocupación de trazar el paralelo entre las resoluciones individual y colectiva del conflicto psíquico. Sin embargo, esta vez lo esencial es, sin duda, la denuncia de una ilusión religiosa y, más allá, la oposición entre religión y psicoanálisis o, para ser más precisos, entre el sacerdote y el psicoanalista.
"El porvenir de una ilusión".
Sigmund Freud
Jaques André . Psicoanalista
Rodrigo Córdoba. Psicoterapeuta

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