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Paz y Ciencia

lunes, 26 de diciembre de 2016

El niño es el padre del hombre



La cita del título corresponde a Wordsworth.
Como decía Carl Gustav Jung: El niño interior es el símbolo de la parte de la personalidad humana que quiere desarrollarse y llegar a ser todo.
"Pensé, por último, que de todas las nostalgias que acosan al corazón humano la principal, para mí, es el perpetuo anhelo de reconciliar aquello que hay más de joven con aquello que hay de más viejo en cada uno de nosotros".
Laurens Van Der Post
"Quiero reconocer especialmente a aquellos clientes y amigos personales que a lo largo de los años han compartido su ser más íntimo y que han dotado de realidad a mi propia experiencia del niño interior y a las posibilidades curativas latentes en cada uno de nosotros".
Este bellísimo agradecimiento, me traslada a las palabras de Winnicott, pediatra y psicoanalista. En su obra póstuma, "Realidad y Juego", dice, "A mis pacientes que pagaron por enseñarme".
"Es el Niño quien percibe el secreto primordial de la Naturaleza y es al niño que hay en nosotros a quien regresamos. El niño interior es lo bastante simple y osado como para vivir en secreto".
Chuang Tsu
La mayoría de nosotros sentimos una fuerte afinidad hacia el niño interior. Sabemos intuitivamente qué es, el significado que tiene para nosotros. Percibimos, tal vez de forma encubierta, que una parte de nosotros mismos permanece íntegra, a salvo de los pesares de la vida, capaz de alegrarse profundamente y de maravillarse ante las cosas más pequeñas.
Esta imagen del niño es sutil, compleja y auténtica. Su mensaje es que todos llevamos a un niño eterno en nuestro interior, un ser hecho de inocencia y asombro. Y este niño simbólico también nos conduce, a quienes hemos sido porque lleva consigo el registro de nuestras experiencias formativas, de nuestros placeres y de nuestros dolores.
Como realidad poética y simbólica el niño interior se manifiesta en las fantasías, los sueños, el arte y los mitos procedentes de todo el mundo.
Marie-Louise von Franz, eminente erudita junguiana, dice: "Si confío en mí reacción ingenua, soy íntegra, estoy íntegramente en la situación y en la vida... Es por ello que los terapeutas infantiles dan permiso a los niños para que jueguen y en dos minutos éstos revelan todo su problema, porque en su actividad son ellos mismos".
Como sugirió Jung, el niño representa una plenitud que abarca lo más profundo de su Naturaleza.
Jung señaló que la tendencia a emprender actividades regresivas desempeña la función positiva de mantenernos ligados al niño, de activar al niño interior. Según él, la regresión es un intento genuino de alcanzar algo necesario: el sentimiento universal de inocencia infantil, la sensación de seguridad, de protección, de amor recíproco, de confianza, de fe, algo que tiene muchos nombres.

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