Un objeto es llamado transicional en la medida en que marca un pasaje de un estado donde unido a la madre, fusionado con ella, a un estado donde, habiéndola reconocido como algo distinto de sí, puede relacionarse con ella.
Cuando el niño satisface sus pulsiones orales llevando a la boca los dedos, el pulgar, más adelante se apega mucho a un objeto como una muñeca o un osito.
Explica Winnicott :
"introduje las expresiones de objetos transicionales, que designan el área intermedia de experiencia situada entre el pulgar y el oso de peluche, entre el erotismo oral y la verdadera relación con el objeto, entre la actividad creativa primaria y la proyección de lo que ha sido introyectado, entre la ignorancia primaria de la deuda y su reconocimiento... Partiendo de esta definición, los gorjeos del recién nacido, la manera en que el niño más grande retoma en el momento de dormirse su repertorio de canciones y melodías, todos esos comportamientos intervienen en el área intermedia en tanto fenómenos de transición. Lo mismo va para la utilización de objetos que no forman parte del cuerpo del lactante, aunque él no reconozca todavía como partes de una realidad exterior".
Cuando el niño satisface sus pulsiones orales llevando a la boca los dedos, el pulgar, más adelante se apega mucho a un objeto como una muñeca o un osito.
Explica Winnicott :
"introduje las expresiones de objetos transicionales, que designan el área intermedia de experiencia situada entre el pulgar y el oso de peluche, entre el erotismo oral y la verdadera relación con el objeto, entre la actividad creativa primaria y la proyección de lo que ha sido introyectado, entre la ignorancia primaria de la deuda y su reconocimiento... Partiendo de esta definición, los gorjeos del recién nacido, la manera en que el niño más grande retoma en el momento de dormirse su repertorio de canciones y melodías, todos esos comportamientos intervienen en el área intermedia en tanto fenómenos de transición. Lo mismo va para la utilización de objetos que no forman parte del cuerpo del lactante, aunque él no reconozca todavía como partes de una realidad exterior".
El objeto o la actividad elegidas tienen una función protectora frente a la angustia depresiva. Esto es reconocido implícitamente por los padres que "cuidarán de llevarlo a todas partes, incluso de viaje. La madre aceptará que se ha puesto sucio o tiene mal olor, pero no lo tocará ya que sabe que lavándolo provocaría una ruptura en la continuidad de la experiencia del bebé, fractura que podría destruir la significación y el valor del objeto para el niño".
Hay rasgos constantes en la relación del pasaje de la primera experiencia del bebé en cuanto a la ilusión y la sustitución por el objeto transicional.
- El niño pequeño se arroga derechos sobre el objeto y le autorizamos esa toma de posesión. No obstante, de entrada se presenta cierta anulación de la omnipotencia.
- El objeto es acariciado afectuosamente, pero también amado con excitación y mutilado.
- El objeto nunca debe cambiar, a menos que sea el niño quien lo cambie.
- Debe sobrevivir al amor instintivo, al odio y, si tal es el caso, a la agresividad pura.
- Sin embargo, el niño necesita que el objeto comunique cierto calor, que sea capaz de movimiento, que tenga cierta consistencia y haga alguna cosa que testimonie una vitalidad o realidad propias.
- Desde nuestro punto de vista, el objeto viene de afuera, pero no es así para el bebé. Para él, tampoco viene de adentro, no es una alucinación.
Hay rasgos constantes en la relación del pasaje de la primera experiencia del bebé en cuanto a la ilusión y la sustitución por el objeto transicional.
- El niño pequeño se arroga derechos sobre el objeto y le autorizamos esa toma de posesión. No obstante, de entrada se presenta cierta anulación de la omnipotencia.
- El objeto es acariciado afectuosamente, pero también amado con excitación y mutilado.
- El objeto nunca debe cambiar, a menos que sea el niño quien lo cambie.
- Debe sobrevivir al amor instintivo, al odio y, si tal es el caso, a la agresividad pura.
- Sin embargo, el niño necesita que el objeto comunique cierto calor, que sea capaz de movimiento, que tenga cierta consistencia y haga alguna cosa que testimonie una vitalidad o realidad propias.
- Desde nuestro punto de vista, el objeto viene de afuera, pero no es así para el bebé. Para él, tampoco viene de adentro, no es una alucinación.
La dificultad estriba en la naturaleza paradójica del objeto transicional: no viene del el exterior ni del interior, su lugar es esa zona intermedia entre el yo y el no-yo, entre el niño y su madre, entre lo subjetivo y lo objetivo, entre el interior y el exterior.
Donald Woods Winnicott
Claude Geets
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta
Claude Geets
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta
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