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Paz y Ciencia

miércoles, 1 de agosto de 2012

Lo purificador del Teatro: Jodorowsky

¿Cuál era el sentido de esa manifestación pública?

Era como una ordenación, el sacrificio ritual de lo que durante tanto tiempo había conformado mi vida. Este happening, a la vez que pasó a la historia, cerró toda una etapa de mi vida. Salí agotado de él, exangüe, y pensé mucho en él. Veía siempre merodear a mi alrededor el espectro de la destrucción tenebrosa y sentía, más que nunca, que el teatro tenía que ir en el sentido de la luz. Sin embargo, me decía a mí mismo: "No olvides nunca que la flor de loto surge del cieno". Hay que explorar el fango, tocar la muerte y el barro para subir hacia los cielos límpidos. Desde ese momento, mi preocupación consistió en promover un teatro positivo, iluminador y liberador. Me di cuenta de que tenía que cambiar hacia una forma totalmente distinta y comencé a practicar el teatro-consejo: si alguien -cualquier persona- deseaba hacer teatro, yo le comunicaba la siguiente teoría: el teatro es una fuerza mágica, yna experiencia personal e intransmisible. No pertenece a los actores, sino a todo el mundo. Basts con una decisión, un atisbo de resolución para que esa fuerza transforme la vida. Ya es hora de que el ser humano rompa con los reflejos condicionados, los círculos hipnóticos,las autoconcepciones erróneas. La literatura universal concede un lugar importante al tema del "doble" que, poco a poco, expulsa a un hombre de su propia vida, se apropia de sus lugares favoritos, de sus amistades, de su familia, de su trabajo, hasta transformarlo en un paria e incluso a veces asesinarlo, según algunas versiones de ese mito universal. En lo quea mí respecta, creo que somos el "doble" y no el original.

¿Quiere decir que nos identificamos con un personaje que no es sino uba caricatura de nuestra identidad profunda?

Exactamente. Nuestra autoconcepción...
Sí, nuestro ego -poco importa el nombre que le demos a ese factor de alienación- no es más que una copia pálida, una aproximación de nuestro Ser esencial. Nos identificamos con ese doble tan irrisorio como ilusorio. Y de pronto aparece "el Original". El amo del lugar vuelve a tomar el sitio que le corresponde. En ese momento, el yo limitado se siente perseguido, en peligro de muerte, lo que es totalmente cierto. Porque el Original acabará por disolver el doble. En cuanto humanos identificados con nuestro doble, tenemos que comprender que el invasor no es sino uno mismo, nuestra naturaleza profunda. Nada nos pertenece, todo es del Original. Nuestra única posibilidad es que aparezca el Otro y nos elimine. No sufriremos de ese crimen, pero partciparemos en él. Se trata de un sacrificio sagrado en el cual uno se entrega entero al amo, sin angustia...
Alejandro Jodorowsky: "Psicomagia". Siruela Debolsillo, 2005, Barcelona. Pp.: 69-70

"De sol, espiga y deseo son sus manos en mi pelo, de nieve, huracán y abismos...el sitio de mi recreo. Silencio, brisa y cordura, tan abierto a esta locura". Antonio Vega.

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